La Iglesia Católica restaura las obras de arte que tiene bajo su guarda y custodia, sin reparar en gastos, utilizando los fondos que recibe del Estado como subvención, exenciones fiscales y exención del Impuesto de Bienes Inmuebles.
El Metropolitan, en cambio, que solo pervive gracias a la contribución de mecenas y visitantes, tiene que recurrir a los restauradores del British (o sea, Mr. Bean) para mantener sus obras.
En fin, que ya no somos originales ni en lo malo. Como la Soraya y los Simpson…