COMO EL NEOLIBERALISMO HA DESMANTELADO LA DEMOCRACIA

COMO EL NEOLIBERALISMO HA DESMANTELADO LA DEMOCRACIA

[Artículo original de Christian Salmon en Mediapart del 11.06.2016, disponible en: https://www.mediapart.fr/journal/france/110616/comment-le-neoliberalisme-defait-la-democratie. Traducción por Marie-Françoise Rotter]

Las violencias policiales en las manifestaciones contra la reforma laboral se enmarcan dentro de un ciclo más amplio de regresión democrática que afecta a todas las libertades fundamentales. Esta regresión es la consecuencia directa de la victoria del neoliberalismo. Un neoliberalismo que no se contenta con limitar los contra-poderes sino que desactiva y hace caducar el mismísimo proyecto político de la democracia. Ésta es la explicación del fracaso democrático del mandato quinquenal de François Hollande.

“Sería necesario (escribir) una historia de las relaciones entre represión y léxico” twiteaba recientemente el filósofo Mathieu Potte-Bonneville : ‘1986, pelotones de infantería motorizada, 2016 ‘granadas antidisturbios’ …”: 1986 : es el año de las manifestaciones contra la ley ́Devaquet, también es el año de la muerte de Malik Oussekine a manos de CRS (antidisturbios) ‘encaramados’ en motos todo terreno . 2016 : es la movilización contra la reforma laboral , marcada por violencias policiales nunca vistas hasta la fecha, que han provocado numerosos heridos, dos de los cuales de gravedad.

En esta ocasión, el léxico de la represión policial se enriqueció con nuevos términos como Flash-Ball o LBD, las armas utilizadas contra los manifestantes, pero también con palabras como ‘gaseamiento’, nasa y anglicismos como kettling, esta técnica anglosajona cuya meta es cercar, inmovilizar, partir en dos o tres trozos la manifestación, provocar trampas ratoneras para regular el flujo de la misma y ahogar a los manifestantes con lacrimógenos. El uso de los teléfonos móviles in situ han permitido documentar numerosas violencias* por parte de las fuerzas del orden, *recientemente reunidas por Mediapart en un incriminatorio conjunto de pruebas.

Los mismos Asuntos Interiores de la policía habían promovido en 2013 una página Web “anti-excesos policiales” para dar una buena imagen de las ‘fuerzas del orden’. Pero la palabra misma de ‘excesos policiales’ reduce de hecho estas violencias policiales a unos ‘patinazos’ aislados, y excluye de facto cualquier análisis sistémico de dichas brutalidades mientras las evolución del léxico represivo constituye en sí un buen indicador de los cambios que se operan en la estrategia del mantenimiento del orden.

Dicha estrategia articula la naturaleza de las armas utilizadas, el modo operatorio de las fuerzas del orden, su posicionamiento y su despliegue, pero también la lógica que preside a la contención de la muchedumbre por las fuerzas del orden, lógica que sustituye al simple mantenimiento del orden, al control y a la ocupación del espacio público y a la protección de los manifestantes, la confrontación con los mismos. Las incesantes provocaciones de la policía contra los ocupantes de la ‘place de la République’ en París son signos indiscutibles de esta evolución.

Una ‘aculturación’ democrática

Esta historia del léxico represivo tendría que abarcar no sólo las técnicas de represión policiales y del mantenimiento del orden durante las manifestaciones sino también las nuevas formas de represión política.. Porque este fenómeno de represión se enmarca dentro de un ciclo de regresión democrática que afecta a todas las libertades fundamentales desde hace más de un año : estado de urgencia o de excepción, registros policiales de día como de noche, arresto domiciliario, proyecto de privación de la nacionalidad, detención preventiva, notas blancas (informes de inteligencia de la policía sin mención del origen, del servicio ni del redactor), interdicciones administrativas de manifestar, vigilancias, escuchas telefónicas, control digital, toque de queda, prohibición de reunión y/o de circulación, fichaje fuera de todo marco legal, fichas S (‘S’ por ‘atentado a la Seguridad del Estado’), control basado sobre la apariencia física, las facciones, del individuo …( o sea según perjuicios ‘raciales’), devoluciones a las fronteras …

El léxico se transforma en un inventario ‘à la Prévert’ . Señala prohibiciones pero también facultades que se concede, propasándose, el poder ejecutivo, usando de un derecho de excepción banalizado, prohibiciones de actos pero también prohibiciones de lenguaje como de la apología del terrorismo, y también exigencias como la de cantar la Marsellesa en las escuelas o de desplegar la bandera en las ventanas. Se va extendiendo por capas de palabras, para dibujar nuevas fronteras de lo lícito y de lo ilícito, de lo legítimo y de lo infame. Todas estas prohibiciones, se entrecruzan, formando, tal como lo decía Foucault en ‘El orden del discurso’, “una compleja malla” que se va cerrando cada vez más sobre las ‘zonas’ de crisis : la identidad, la nación y la nacionalidad, la religión y su ‘espejo’ la laicidad …

El debate sobre la privación de la nacionalidad fue el ejemplo más elocuente. Los aplausos que saludaron, en el Congreso de Versailles, esta propuesta trans- partidista del Presidente de la República son el síntoma de una verdadera “aculturación” democrática en aquellos mismos que son los garantes de las instituciones democráticas. Pero no es el único síntoma. El arsenal legislativo de ‘leyes canallas’ adoptadas a consecuencia de los atetados terroristas de enero y de noviembre de 2015 ha permitido una regresión democrática que se aplica a todas las libertades fundamentales.

Así, con motivo de la instauración del estado de urgencia, herencia colonial si acaso, las leyes liberticidas se vuelven en contra de los ciudadanos franceses fuera de todo control judicial. E incluso traspasa esta regresión los límites del estado de urgencia, y participa de un ambiente liberticida general. El nuevo léxico de la represión alimenta una ‘novlengua’ (cf G.Orwell ‘1984’) ahora compartida por nuestra élite mediático-política más allá de las afiliaciones ideológicas ; del Frente Nacional al Partido socialista, pasando por ‘Los Republicanos’. Una novlengua con su léxico, su semántica y su sintaxis.

Un momento crucial

Es un momento crucial y por consiguiente probablemente más importante que mayo del 68 : es el parto por fórceps del neoliberalismo en Francia. El neoliberalismo considerado no como una simple política económica (la política de la oferta) sino como una lógica racional general que pretende “reformular” todas las formas de experiencias y de existencias en términos puramente económicos. Este trabajo de ‘re-escritura’, la Ley El Khomry lo efectúa en parte, es su símbolo y es su test.

Pero la justificación y la signatura de esta empresa de reformulación, no es sino una regresión democrática que afecta todas las libertades fundamentales en este país. La lista de las violaciones de los derechos fundamentales se va alargando, al amparo de la autocensura cada día más obvia de unos medios caídos en manos de unos cuantos multimillonarios. El despido político de Aude Lancelin, directora adjunta de ‘L’Obs’, nos da de ello una imagen casi caricaturesca.

La lógica de gestión neoliberal que es la de los accionistas de esta revista semanal se impone sobre cualquier otra lógica y sobre el principio mismo del debate de ideas que es el oxígeno del periodismo y de la democracia. Las sociedades de redactores de ‘Le Monde’, que pertenece al mismo trio de accionistas no se equivocó : denunciaron de una sola y misma voz esta interferencia de los accionistas en la política editorial. Las razones de gestión invocadas para justificar este despido no son la mascarilla que algunos quisieron ver, la de un evicción a todas luces política así como lo demostró Mediapart ; son la verdadera cara del absolutismo neoliberal que ignora y excluye a cualquier otra racionalidad política y hasta democrática. Volveremos sobre ello al final del artículo.

EL TRAJE NUEVO DE LA HEGEMONÍA CULTURAL

Está claro que este despido participa de esta “batalla de ideas” imperante, según los editorialistas que reciclan viejos conceptos de “hegemonía cultural” de Antonio Gramsci, según el cual la victoria de la ideas precede siempre las victorias políticas. El Estado-mayor de esta guerra cultural, Gramsci lo cualificaba de “intelectual orgánico”. Pero ¿ que pasa hoy con el intelectual orgánico? ¿ dónde se habrá metido después de 2008 y la crisis financiera? ¿Hay que buscarlo (rescatarlo) a la izquierda donde se hundió sin remedio con el muro de Berlín? ¿ o bien estará escondido a la derecha, en algún ‘think tank’ o agencia de lobbying ? …

En el marco limitado de este artículo sólo se pueden emitir algunas hipótesis …. :

1a hipótesis : el intelectual orgánico no está donde se cree que está. De Alain Finkielkraut à Eric Zemmour, las figuras mediáticas de unos planteamientos de derechas centrados en las cuestiones de la identidad nacional, de la inmigración y de la laicidad ocupan los platós de televisión y las páginas de debates de los periódicos pero son totalmente inoperantes cuando se trata de pensar las cuestiones de la soberanía, del poder y de las nuevas formas de la gobernanza. Estos autores, califíquense de filósofos, de publicistas o de editorialistas, no son, ni mucho menos una especialidad ‘made in France’: participan de un fenómeno que creo que se puede calificar de “trumpisación de los espíritus”. Esta “trumpisación de los espíritus” no tiene nada que ver con la hegemonía cultural y ello por dos razones que se pueden declinar en conformidad con las cuatro hipótesis siguientes.

2a hipótesis : la “trumpisación de los espíritus” no es una corriente de ideas, es la expresión de un resentimiento. Expresa un hartazgo inidentificable que apunta también al extranjero como a la élite, al religioso como al ateo, al marginal como al multimillonario. En este sentido, los intelectuales ‘trumpistas’ no son ‘orgánicos’ sino ‘alérgicos’ : se limitan a alimentar la nostalgia del relato perdido, la grandeza de la Nación : blanca, cristiana, uni-cultural y monolingüe, su cultura, su imperio y sus satélites o colonias.

Es un pensamiento reactivo más que reaccionario, que a lo más sirve de aliviadero al malestar ‘identitario’ que, en efecto, preocupa las sociedades en toda Europa y en EEUU. Pensamientos alérgicos pero de ninguna manera reguladores, para conservar la metáfora orgánica que utilizaba Gramsci para pensar la hegemonía cultural.

3a hipótesis : la hegemonía cultural de una corriente de ideas no se mide sólo por su influencia o su audiencia mediática sino por su centralidad en el funcionamiento y la legitimación del sistema social. El ‘intelectual orgánico’ tal y como lo describió Gramsci se puede por lo tanto reconocer por su capacidad a transformar un corpus de ideas y de valores. Él es quien obra a favor de la construcción de una hegemonía, produciendo discursos, conceptos e instrumentos de gobernanza, diríamos hoy en día, relatos, en un nuevo ‘orden’ narrativo capaz de inspirar y de “conducir las conductas” (Foucault).

Inmediatamente después de la guerra, ‘el intelectual orgánico’ en Occidente lo representaba la corriente keynesiana que elaboró, puso en escena y difundió el gran relato ‘fordista’ del welfare state. Conocemos su intriga y sus personajes. Pero entre bastidores, otro ‘intelectual orgánico’ estaba en gestación : el intelectual orgánico neoliberal. La Sociedad del Monte-Peregrino (en inglés Mont-Pèlerin Society, MPS) fue su incubadora y su taller de escritura. Fundada en 1947 por Friedrich Hayeck, Karl Propper, Ludwig von Mises o Milton Friedman, la Sociedad del Monte-Peregrino elaboró el relato de un nuevo orden social, ‘neoliberal, que iba a imponerse poco a poco entre los círculos del poder, los medios y luego en la opinión púbica, antes de triunfar a finales de los 70 desacreditando le welfare state y proponiendo une nueva intriga y un nuevo héroe : ya no el consumidor encantado sino el “emprendedor de si mismo”.

Esta nueva visión del ‘homo oeconomicus’ iba a inspirar una nueva manera de considerar el Estado, la gobernanza, las relaciones sociales e internacionales. Este relato neoliberal iba a encontrar grandes narradores en la persona de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. “La economía es el medio, decía esta ultima en 1988, el objetivo es cambiar las almas”. En lo esencial el objetivo se ha conseguido. Los ingenieros del alma neoliberales han acabado su oficio. Está imperando un nuevo sujeto neoliberal, cuyas cualidades y cuyos valores son la flexibilidad, la agilidad, la adaptabilidad, la capacidad a cambiar de estrategia en función de las circunstancias, un nuevo yo volátil, centrado en el tiempo corto y liberado del peso de la experiencia pasada.

4a hipótesis : comprender la hegemonía supone pues partir no de las ideas y de su influencia, sino de una descripción de este sistema, de sus engranajes esenciales: Una reciente encuesta de ‘La Revue du Crieur’ hace el retrato de uno de esos practicantes y productores de ideas que fabrican los conceptos y las técnicas del neocapitalismo mundializado.

El autor de esta encuesta, el sociólogo Razmig Keucheyan, se entrevistó con uno de ellos: Emmanuel Gaillard. En 2014, la revista Vanity Fair lo ha clasificado en el decimosexto lugar entre los ‘franceses más influyentes en el mundo”, justo detrás de Xavier Huillard, PDG de Vinci. El retrato de este ‘intelectual discreto al servicio del capitalismo’ sacude las ideas preconcebidas sobre la hegemonía. Gaillard es un experto en arbitraje internacional. Su obra maestra es un árido tratado de derecho titulado ‘Aspectos filosóficos del derecho de arbitraje internacional’. ¡ Nada que ver con Sartre o Foucault !

¿ En qué se le puede calificar de ‘intelectual orgánico’? : el arbitraje internacional responde a un problema crucial del neocapitalismo : ¿cómo gestionar las inevitables fricciones o conflictos que resultan de la mundialización del capital ? ¿ cómo, en términos más generales, generar un espacio mundial liso, donde el capital pueda circular sin trabas ? Gaillard es un ‘corredor’ del capitalismo. Actuando como intermediario entre varias culturas jurídicas, él y sus semejantes, trabajan a la mundialización del capital a través del derecho.

EL CAPITAL COMO UN MURMULLO

5a y última hipótesis : la hegemonía del intelectual orgánico no esta basada en la ortodoxia ideológica, en la consistencia propia de un pensamiento o de una ideología sino, al contrario en la heterodoxia, la recuperación, el furtivismo conceptual. Saca su fuerza de una especie de ‘hacking ideológico’, para retomar una expresión de Jérôme Batout en un reciente artículo: toma como ejemplo la primacía de la economía sobre el funcionamiento social, matriz fundamental de la izquierda marxista que tiene como efecto para la derecha el legitimar cierta desconfianza acerca de la política. “Si la infraestructura económica manda la superestructura política, entonces se desprende de ello que la política es una ilusión. La política no tiene realidad propia”.

Otro ejemplo, en sus clases en el ‘Collège de France’, en 1979, Michel Foucault subrayaba el hecho que el neoliberalismo no consideraba a los consumidores sino como productores y que aspiraba a “sustituir a un homo oeconomicus ‘asociado en el intercambio’, un homo oeconomicus ‘emprendedor de si mismo’…”. Las ideas de Foucault han inspirado a muchos teóricos del neoliberalismo. Emmanuel Gaillard por su arte se inspira en Pierre Bourdieu ! “El arbitraje, dice, se ha convertido en un verdadero campo social en el sentido que le daba Bourdieu ; se caracteriza por una lucha entre actores que tienen ‘capitales’ económicos, culturales y sociales diferentes”

Este ejemplo de furtivismo ideológico es uno de los rasgos de un pensamiento hegemónico. Captar y aprovechar las ideas del campo adverso permite lograr un grado de comprensión y de consciencia superior de si mismo, al integrar y superar la crítica. Esto permite también desactivar lo que estas ideas puedan tener de subversivo, al integrarlas al bloque de ideas hegemónicas.

Como el neoliberalismo ha desmantelado la democracia

Queda la cuestión central : ¿ en qué participa la regresión democrática del triunfo del neoliberalismo? Ahí es dónde toma todo su significado el horizonte temporal escogido por Mathieu Potte-Bonneville para su historia lexical de la represión : 1986-2016. Abarca ‘grosso modo’ el ciclo de las tres décadas de la revolución neoliberal. El episodio griego del verano de 2015 puso en evidencia la ‘ferocidad’ de la lucha que emprenden los neoliberales cuando se trata de inhabilitar, de debilitar y finalmente de derribar todo lo que se opone a la gobernanza neoliberal. ¿Cómo articular el proceso de regresión democrática con el ciclo histórico a lo largo del cual se impuso el neoliberalismo? ¿Sería acaso la democracia soluble en el neoliberalismo?

El neoliberalismo no tiene nada que ver con una política del “laisser faire” (dejar hacer) que caracteriza el liberalismo con el cual se le confunde. Es una política voluntarista, que se propone construir las condiciones sociales e individuales de una nueva forma de gobernanza que ‘reconfigura’ todos los aspectos de la existencia en términos meramente económicos y financieros.

En un libro que hace actualidad y todavía no está traducido en Francia, Wendy Brown demuestra de que manera el neoliberalismo no se conforma con limitar les contra-poderes en el ejercicio de la democracia. Desactiva e invalida totalmente el mismísimo proyecto de democracia liberal como forma social e histórica autónoma.

Wendy Brown hacía ya constar este hecho en 2007 en otro ensayo (‘Les Habits neufs de la politique mondiale’, éditions Les Prairies ordinaires, 2007). “En los países donde domina la racionalidad política neoliberal”, escribía, la tendencia quiere que la “clase dirigente ya no sea constituida por hombres de leyes sino por hombres de negocio; que los jueces sean criticados y los legalismos denunciados como bloqueos, y que el gobierno haga un uso ‘estratégico’ de la ley como – posiblemente- de la transgresión de la ley”.

Su nuevo libro : ‘Undoing the Demos’ (Desmantelando el Demos) va más allá todavía. Según Wendy Brown el neoliberalismo tiene como efecto estructural, el de desenchufar todas las formas de la democracia haciéndolas bascular en un registro meramente económico. “la democracia está reducida, en las naciones euro- atlánticas, a un susurro, afirma Wendy Brown. Alan Greenspan puede declarar que les elecciones han perdido parte de su importancia porque, gracias a la mundialización, el mundo está regido por las fuerzas del mercado. Así que el significado de la democracia se limita ya a lo que nos queda de libertad personal.” E.Brown describe en sus pormenores como el neoliberalismo reformula, en conformidad con su propia racionalidad, todos los ingredientes de la democracia : la jurisprudencia , la gobernanza, la cultura política, las practicas de ciudadanía, las formas del ‘leadership’, el vocabulario y el imaginario democráticos …

Su argumentación difiere de las habituales críticas del neoliberalismo, según las cuales el dinero y el mercado corrompen o degradan la democracia, o que nos describen como las instituciones democráticas están dominadas por la finanza. El análisis de Wendy Brown, y es lo que hace su fuerza y su originalidad, se concentra sobre la manera con la cual la razón neoliberal está subvirtiendo el carácter mismo de la razón política reformulándola en términos económicos. Las instituciones democráticas ya no pueden subsistir tras esta transmutación. La modernización neoliberal por lo tanto tan sólo podría imponerse a costa de una regresión democrática. Para ello ya no hacen falta dictadores como Pinochet en Chile !Basta con el neoliberalismo … cuando no recurre a su forma neoconservadora para precipitar el movimiento.

El libro facilita una serie de estudios de casos que ilustran esta desconstrucción del Dèmos . Citaremos dos de ellos :
El ejemplo de Irak :
Wendy Brown demuestra como la Autoridad Provisional de la coalición, dirigida por Paul Bremer, procuró transformar Irak en un paraíso neoliberal: por un simple decreto Bremer arruinó la autosuficiencia cerealista de los iraquíes imponiendo restricciones a la reutilización de las semillas, abriendo así la vía a las importaciones de Monsanto y a sus semillas transgénicas.

El ejemplo del fallo Citizens United emitido el 21 01.2010 por la Corte Suprema de EEUU… (http://www.democracynow.org/es/2016/4/5/could_citizens_united_help_foreig n_billionaires )

Éste es otro ejemplo de esa penetración de la lógica neoliberal en el funcionamiento democrático. Con el fin de suprimir las limitaciones establecidas por la ley en materia de financiación de las campañas electorales americanas, esta decisión asimila los donativos aportados por las empresas con el ejercicio del derecho de expresión definido en la primera enmienda de la Constitución. Wendy Brown demuestra que tal extensión del derecho de expresión a la financiación de las campañas por las empresas tiene como consecuencia el poner en el mismo plano el ‘lobbying’ de las empresas y la expresión de la Soberanía Popular. De hecho, la libre expresión se ve asimilada a una forma de actividad económica y los flujos discursivos a flujos financieros. Unos y otros se pueden así considerar como detentores de la misma legitimidad y merecedores de los mismos derechos. Lo que constituye una reforma integral de Dèmos.

“Este TINA que por lo tanto ‘sigo/soy’*

Así el pretendido desbloqueo de las sociedades operado por los neoliberales en todo el mundo se hace bajo las modalidades concretas de un bloqueo drástico y brutal de los derechos fundamentales. El libro de Wendy Brown permite comprender, más allá de las coyunturas y de las tácticas locales, como el neoliberalismo reacondiciona las leyes y las formas de la democracia. Proporciona una base sólida para volver a inventar nuevas formas democráticas. También permite pensar el fracaso democrático del mandato quinquenal de François Hollande en términos distintos de los de la moral o la melancolía y comprender como un presidente “normal” se ha convertido en un presidente “de excepción”, responsable del estrechamiento histórico de los derechos y de las libertades.

La oligarquía neoliberal que gobierna el país se mostraría bien desagradecida al no sabérselo reconocer, porque este presidente, más que cualquier otro, consiguió lo imposible : disciplinar la sociedad, someter todo el campo social al cálculo económico, lograr que se acepte la idea que la soberanía popular tiene que someterse no sólo a una autoridad pública encarnada, sino además a una lógica absolutista desencarnada a la cual el mismo soberano está sometido. Por lo tanto no es sólo de “Traición” de lo que hay que acusar a François Hollande (Traidor a sus promesas, a sus alianzas, a sus electores, …) sino además de obediencia y de lealtad a Bruselas, al Medef (organización patronal), a la OTAN y sobretodo de sumisión a la razón neoliberal, este TINA (There Is No Alternative = no hay alternativa) la cual los inspira y los gobierna a todos.

Ésta es la lección más indignante de este mandato quinquenal. Estamos dominados no ya por tiranos, sino por apoderados, una clase ‘dirigida’ sometida a otra racionalidad que la que inspira la democracia desde las ‘Luces’. TINA es su ‘cogito’ (pienso luego soy) y François Hollande su intérprete. Jugando con los verbos franceses ‘être’* (ser) y ‘suivre’* (seguir), al estilo de Jacques Derrida, su lema de campaña podría ser : “Este TINA que luego soy-sigo”*

[*una de las particularidades de la conjugación en francés de estos dos verbos es que ambos se traducen a la 1a pers. del presente del indicativo por : “je suis” (soy/sigo)]

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