Episodio 7 – Ain Sakhiri, o “Los amantes”.

Amantes de Ain Sakhiri, figurilla fabricada alrededor de 11.000 años atrás. Escultura de piedra, encontrada cerca de Bethlehem.

(Link al programa, grabación, texto en inglés y fotografías de los objetos: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/vNEwNR8rSzGPSwSn3yeJwA)

Episodio 7 - Ain Sakhire lovers

Cuando la última glaciación hubo llegado a su fin, alguien cogió un guijarro en un pequeño rio, no lejos de Bethlehem. Un guijarro que rodó corriente abajo, golpeado y gastado contra otras piedras, en ese proceso que los geólogos llaman poéticamente “parloteo” (“chattering”). 11.000 años atrás, una mano humana le dio forma, desportillando este hermoso y castaño guijarro redondeado, transformándole en uno de los más conmovedores objetos del British Museum. En el se muestran dos personas desnudas, literalmente absortas la una en la otra. Es la más antigua representación que tenemos de una pareja haciendo el amor.

Solemos imaginar que nosotros somos los descubridores del sexo, y que en épocas anteriores todos eran simples y mojigatos; sin embargo, esta pieza muestra que los seres humanos hemos sido emocionalmente sofisticados al menos desde el 8.000 BC, cuando esta escultura fue producida; y además, estoy seguro, éramos emocionalmente tan sofisticados como podemos serlo ahora” (Marc Quinn).

Pienso que la sexualidad era una parte muy pero muy importante, tanto del mundo simbólico como del social” (Ian Hodder).

Al finalizar la Edad de Hielo, a medida que el clima se templaba, los humanos fueron cambiando gradualmente la caza y la recolección por un modo de vida sedentario basado en la agricultura; un proceso en el que toda nuestra relación con la naturaleza se vio transformada. Desde la vida hasta el más pequeño detalle del ecosistema, tratamos de vencer a la naturaleza. En Medio Oriente, el clima templado dio lugar a una rica pradera. La gente que se había ido desplazando, cazando gacelas y recolectando semillas de lentejas y pequeños guisantes, ahora estaba ante una exuberante sabana. Surgía la oportunidad de dejar de moverse. Con la vida sedentaria, deliberadamente se recolectaron granos de los tallos, seleccionando y sembrando semillas, y dando comienzo (casi inadvertidamente) a lo que hoy llamaríamos ingeniería genética. Lentamente, el trigo y la cebada crearon todo un mundo de agricultura básica. Y con la vida estable, nuestros ancestros cambiaron sus dioses, produciendo imágenes capaces de mostrar y celebrar los elementos significativos de su universo cambiante: comida, poder, religión, sexo y amor. El fabricante de nuestros “amantes” era uno de ellos.

En el Manuscript Saloon del British Museum, la mayoría de la gente pasa de largo frente a la urna que contiene la estatua de los “amantes”. Quizás, porque vista desde lejos no parece gran cosa; es pequeña, del tamaño de un puño cerrado. Solo cuando te acercas ves que se trata de una pareja sentada, con brazos y piernas entrelazadas en un íntimo abrazo. No pueden distinguirse rasgos faciales, pero si puede verse que se trata de dos personas que están mirándose a los ojos. Es una de las expresiones de amor más emotivas que conozco, comparable a las geniales de Brancusi o Rodin. Pregunté al escultor contemporáneo Marc Quinn qué pensaba de ella:

Es increíble estar en presencia de este objeto. Para mi, lo más increíble es que cuando la mueves, viéndola desde diferentes ángulos, cambia completamente su aspecto. Desde un lado, estás ante dos figuras abrazándose. Pero desde otro, se trata de un pene; desde otro lado, una vagina; y desde otro por fin dos pechos. Es como si se quisiera mostrarse el acto del amor en toda su representación. Todos esos diferentes lados están en tu mano, tan solo girando el objeto. Esta escultura no trata de representar un instante, sino que caminando alrededor suyo, el objeto va exponiendo cosas diferentes en tiempo real, como si tuviera una cualidad cinemática. Tenerla en tus manos es conmovedor, un bello objeto sobre la relación entre las personas”

Pero, ¿qué sabemos de las personas capturadas en este amoroso abrazo? El fabricante (¿o deberíamos decir “escultor?) de los amantes, provenía de un pueblo que llamamos Natufians, que vivía en lo que hoy es Israel, Palestina, Líbano y Siria: concretamente, nuestra escultura viene de una zona al sureste de Jerusalem. En 1933, el gran arqueólogo francés Abbé Henri Breuil y el también francés y diplomático René Neuville, visitaban un pequeño museo en Bethlehem. Neuville escribió:

Al final de la visita, observé una caja de madera conteniendo varios objetos de las zonas de alrededor, de los cuales, salvo una estatuilla, ninguno tenía valor. Comprendí inmediatamente el significado que envolvía su diseño y pregunté por el origen de esos objetos. Se me informó que habían sido traídos por un beduino que volvía a Bethlehem desde el Mar Muerto.”

Intrigado por esa figura, Neuville procuró saber más acerca de ese descubrimiento y buscó al beduino del que le habían hablado. Localizó al hombre responsable del hallazgo, quien le hablo de una cueva, en el desierto de Judea, no lejos de Bethlhem. La cueva fue llamada Ain Sakhir, por lo que la escultura de los amantes que tanto había cautivado a Neuville también fue llamada “Los amantes de Ain Sakhiri”. La escultura fue encontrada junto a otros objetos que permitieron establecer claramente que se trataba de una morada y no de una tumba, por lo que nuestra escultura debió jugar algún rol doméstico en la vida cotidiana.

No sabemos exactamente qué rol pudo ser ese, pero si sabemos que la morada perteneció a gentes que vivieron en los mismos albores de la agricultura, con un nuevo estilo de vida que involucraba la recolecta y el almacenaje de comida.

Las semillas silvestres caían de las plantas, acabando esparcidas por el viento o comidas por los pájaros; pero esta gente seleccionó las que permanecían en los tallos, quitándoles la cáscara y moliendo los granos para fabricar harina, o sembrando las semillas excedentes.

De ello resultó una profunda transformación de la vida humana y una verdadera revolución en la historia. La vida sedentaria nos hizo más vulnerables a los problemas de las cosechas, a la peste, las enfermedades y sobre todo al clima. Pero mientras las cosas iban bien, la sociedad crecía. La garantía de comida abundante dio lugar a una explosión demográfica, apareciendo grandes villas habitadas por doscientas o trescientas personas (la mayor concentración humana vista hasta entonces en el mundo). Cuando la despensa está llena la presión disminuye y uno tiene tiempo para pensar. El rápido crecimiento de las comunidades sedentarias permitió el ocio necesario para elaborar nuevas formas de relación social.

Nuestra escultura bien puede responder a esta nueva forma de vivir -una manera diferente de pensarnos-. Pero, ¿qué significa para ellos el acto sexual representado así en su tiempo? El arqueólogo Ian Hodder, de la Universidad de Stanford, que ha realizado muchísimos trabajos sobre este periodo, cree ver aquí el proceso que el llama “la domesticación de la mente”:

La cultura Natufian es previa a la plena domesticación de plantas y animales, pero asi y todo estamos ante una sociedad sedentaria. Pienso que este peculiar objeto, centrado claramente en humanos y su sexualidad, forma parte de un cambio más general relacionado con la domesticación de la mente, con la domesticación de los seres humanos en la sociedad humana: estamos ante, unos seres humanos que ahora están ya más involucrados entre ellos que con los animales”.

Cuando coges este guijarro de Ain Sakhiri y le vas dando la vuelta, no sorprende tanto que se trate claramente de dos seres humanos, sino que es imposible decir si se trata de hombres o mujeres. ¿Una ambigüedad que podría haber sido intencionada? No podemos saberlo, y tampoco podemos saber cómo fue utilizada esta pequeña estatua. Algunos eruditos piensan que pudo estar conectada con la fertilidad, pero Ian Hodder tiene un muy diferente punto de vista:

Este objeto puede ser leído de muy diferentes maneras; primeramente, pensamos en una pareja sexual, y en la sexualidad misma, enlazando esta idea con la idea de una diosa madre, porque hemos asumido que los primeros agricultores estarían muy preocupados por la fertilidad de las cosechas.

Pero mi opinión es que la evidencia no apoya esa idea. Hoy tenemos nuevos descubrimientos donde no hay representación femenina alguna y que manifiestan un simbolismo mayormente fálico. Sin duda la sexualidad es muy importante en estas sociedades de agricultores, pero quizás no en términos de reproducción/fertilidad, niños/madre/crianza, sino respecto del acto sexual mismo”

A mi, personalmente, la ternura del abrazo de esta figurilla me sugiere más amor que un mero acto reproductivo. La gente deviene sedentaria y forma familias estables; tiene más comida y por tanto más niños. Quizás estemos ante el primer momento de la historia humana en que un compañero pudo pasar a ser esposo o esposa.

Todas estas ideas están presentes en nuestra escultura pero, evidentemente, se trata de mera especulación histórica. En otro nivel, no obstante, la escultura nos habla de forma directa, no como un documento del cambio social sino desde la elocuencia del artista. El escultor Marc Quinn otra vez:

Hay diferencias entre el arte y un artefacto. Un artefacto es algo hecho en un tiempo, que permanece en ese tiempo, y llega a nosotros como reliquia. Una obra de arte, en cambio, es algo de ese tiempo, pero eterno, y como eterno llega al momento presente. En este sentido, podemos decir que esta escultura está en nuestro tiempo. Esa es la gran fuerza del arte, ser una máquina del tiempo esencialmente emocional; produce un objeto que será capaz de comunicarse con gente 10.000 años después. Son objetos más allá del tiempo.”

Aunque en un sentido más cercano, todos los objetos hablan “más allá del tiempo”. A lo largo de esta serie trataremos de descubrir la historia de la gente cuyas manos hicieron ests objetos -sus miedos, sus esperanzas, a veces sus amores. Entre los amantes de Ain Sakhiri y El beso de Rodin hay 11.000 años de historia humana, pero no hay, creo, grandes diferencias en sus deseos.

En el próximo programa, nos adentraremos en un territorio menos romántico. Nos enfrentaremos a los primeros cowboys (aunque quizás sea más preciso llamarles los primeros pastores de ganado vacuno) en Egipto, y lo haremos con otra estatua, una de cuatro pequeñas vacas.

Los amantes de Ain Sakhiri, en la wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Amantes_de_Ain_Sajri

Episodio 6 – Mano de mortero con forma de pájaro.

Episodio 6 – Mano de mortero con forma de pájaro.

Mano de mortero de piedra con forma de pájaro, fabricada entre 4-8.000 bp. Encontrada en Papua Nueva Guinea.

(Link al programa, grabación, texto en inglés y fotografías de los objetos: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/xQBDvzBRSrqVQYQ5ECaZwA

Episodio 6 bird-shaped pestle

Comer en la cafetería del British Museum siempre es una aventura internacional. No solo por los eruditos y cuidadores procedentes de todas partes del mundo, sino por la comida. Hoy, en mi día “saludable”, estoy ante el mostrador de ensaladas, entre verduras, papa, arroz, maíz y frijoles. Lo interesante de estos vegetales no es que provengan originariamente de todos los lugares del mundo, sino que ninguno de ellos existiría en su forma actual si las plantas de que proceden no hubieran sido cuidadosamente elegidas, cuidadas y modificadas a lo largo de un larguísimo proceso que empezó aproximadamente diez mil años atrás, con algunos intrépidos e ingeniosos cocineros en la Edad del Hielo.

Todos hacían estas cosas, y las familias existen como familias porque no lo hacían para ellos mismos sino para sus familias” (Madhur Jaffrey).

Necesitábamos nuevos trucos evolutivos que permitieran ocupar un entorno crecientemente hostil” (Martin Jones).

En programas anteriores vimos a nuestros ancestros desplazándose por el mundo; ahora nos centraremos en qué pasó al volverse sedentarios. El de hoy será un programa lleno de animales antiguos, poderosos dioses, clima terrible, buen sexo y mejor comida.

Alrededor de 11.000 años atrás, el mundo sufrió un violento y rápido periodo de cambio climático que conduciría al final de la última Edad de Hielo. La temperaturas subieron 7 grados en 100 años y el nivel del mar más de 100 metros. El hielo se volvió agua, y la nieve convertida en caminos de hierba provocaría profundos cambios en el modo en que los humanos vivían. A lo largo del programa cubriremos esos 7.000 años hasta que, al final de la Edad de Hielo, la gente comenzó a criar animales, cultivar plantas y comer de forma diferente.

10.000 años atrás, el sonido de la vida diaria empezaba a cambiar a lo largo del mundo. Nuevos ritmos de molienda y machaque indicaban un modo de preparar la comida que cambiaría nuestra dieta y el paisaje. Durante mucho tiempo nuestros ancestros habían utilizado el fuego para asar la carne pero a diferencia de entonces, ahora, en un sentido actual de la palabra, eran “cocineros”.

Hay una enorme cantidad de objetos en el British Museum que podríamos haber elegido para ilustrar este particular momento de la historia humana, cuando la gente (literalmente) puso raíces y cultivó las plantas con que se alimentarían a lo largo del año siguiente. Los inicios de este tipo de agricultura es un proceso que pareció ocurrir en diferentes lugares, más o menos al mismo tiempo; y recientemente hemos descubierto que uno de esos lugares fue Papúa Nueva Guinea, la gran isla al norte de Australia donde esta mano de mortero de piedra con forma de pájaro fue encontrada. Le suponemos alrededor de 8.000 años de antigüedad, pero podría haber sido utilizada exactamente igual que ahora -moliendo alimentos hasta reducirlos y hacerlos comestible. Es una gran pieza de piedra, con un pie de 35cm acabado en un bulbo del tamaño de una pelota de criquet. Puede percibirse que fue intensamente usado. Sobre el bulbo, el fuste se prolonga en un mango fácil de asir, acabado de un modo que no tiene nada que ver con la fabricación de comida: termina en un esbelto, alargado pájaro, con las alas extendidas y el cuello inclinado hacia adelante; como si fuera un pequeño Concorde.

Hoy en día, es familiar la idea de que la fabricación de comida sea fuente de unidad, tanto familiar como social; y todos sabemos cómo la memoria familiar y la emoción están impregnadas de cacerolas, sartenes y cucharas de madera desde la infancia. Asociaciones como estas parecen datar de alrededor 10 mill años atrás; desde el mismísimo origen de los utensilios de cocina -el tiempo de nuestro mortero. La chef Madhur Jaffrey, que siempre estuvo muy unida al mortero que le dio su madre al dejar la India, ahora viene a ver el nuestro:

Solo pensé que era bello, de aspecto pulido y gastado, con una pátina que revelaba haber sido usado, usado y usado, una y otra vez: signo básico de la vida y la cocina, que se aprende a reconocer viviendo en familia, como ocurre en la India.»

«Cuando dejé India, hace ya mucho tiempo, mi madre me dio algunos utensilios, todos muy pesados -recuerdo: un wok, una piedra de moler y un enorme mortero. Con eso me fui, y sigo usando mi mortero hasta el día de hoy.”

Otros morteros y manos de piedra han sido encontrados en Nueva Guinea, lo que muestran que aquí hubo más de un agricultor cultivando cereal en la foresta tropical y en las praderas en los tiempos primitivos, alrededor de 10.000 años atrás. Este relativamente reciente descubrimiento ha modificado el punto de vista convencional de que la agricultura comenzó en Medio Oriente, en el llamado Fértil Creciente, desde donde se habría esparcido por el resto del mundo. Hoy sabemos que este particular aspecto de la historia de la humanidad ocurrió simultáneamente en diferentes lugares. Es un hecho probado que muchos grupos humanos devinieron agricultores al mismo tiempo, y que allí donde lo hicieron se centraron en un pequeño número de plantas, cosechándolas selectivamente a partir de las especies silvestres, plantándolas y cuidándolas. En Medio Oriente, escogieron un tipo particular de hierbas -las primitivas formas del trigo-; en China,  el arroz seco silvestre; en Africa, el sorgo -un grano que parece una pequeña hierba; y en Papúa Nueva Guinea, el feculento tubérculo llamado el taro. Para mi, lo más sorprendente de estas nuevas plantas es que en su estado natural, normalmente, no pueden comerse, o en todo caso su sabor es horrible. ¿Por qué cultivar algo que solo puede ser comido si es remojado o cocido o molido a fin de volverlo comestible? Martin Jones, profesor de Arqueología de la Universidad de Cambridge, ve en esta alquimia de la comida una parte esencial de la evolución humana.

Cuando la especie humana se expandió por el globo, tuvimos que hacernos de una ventaja competitiva sobre los otros animales, tratando de facilitarnos la comida. Así, fuimos a por la comida «difícil», como esa pequeña semilla que llamamos cereal, que es indigerible si se come cruda -e incluso puede ser tóxica-, por lo que debió ser molida y convertida en cosas como el pan o pasta. Y fuimos a por gigantescos tubérculos venenosos, como el yam o el taro, que tienen que ser absorbidos, molidos y cocinados antes de ser comidos. Y sin embargo, todo ello resultó en una ventaja competitiva respecto de otros animales, con un cerebro menor, que no podían pensar en los muchos pasos que ello involucra.”

Por tanto, se trata de un paso que implicó cerebros aptos para la cocina. No sabemos qué clase de cocineros fueron quienes usaron nuestro mortero para moler taro en Nueva Guinea, pero si sabemos por la investigación arqueológica en Medio Oriente que la cocina fue primitivamente una actividad femenina. Examinando lugares de entierro de este periodo, los científicos han descubierto que las caderas, tobillos y rodillas de las mujeres mayores estaban por lo general severamente dañadas -la molienda del grano de cereal debió haber sido hecho de rodillas, balanceándose, para triturar los granos entre dos grandes piedras. La artritis inducida por esta actividad debió ser muy dura, y sin embargo las mujeres del Oriente Medio y los nuevos cocineros de todos sitios siguieron cultivando pequeños grupos de comestibles básicos pero tan nutritivos que podían sostener grupos humanos cada vez más grandes, mayores de lo que hubiera sido posible antes. La mayoría de estos nuevos alimentos resultaban bastante sosos, pero el mortero podía también ser la clave que les volviera más interesantes. Madhur Jaffrey otra vez:

Si tomas semillas de mostaza, ya conocidas en tiempos antiguos, y la dejas tal cual, tienen un sabor; pero si las trituras son como Jekyll y Hyde; devienen picantes y amargas, por lo que cambias la naturaleza completa del sazonado triturándolas.”

Y Martin Jones cree que, con el tiempo, esta primitiva agricultura acabó cambiando toda la estructura de nuestra sociedad.

Nos fuimos especializando en un número cada vez más pequeño de alimentos (…);  por lo que la agricultura permitió a la gente interactuar en diferentes maneras, compartiendo alimentos y establecer nuevas formas de contacto.”

Los nuevos cultivos ayudaron a crear nuevas clase de comunidades. Y si el clima acompaña, pueden dar excedentes susceptibles de ser almacenados, intercambiados o simplemente consumidos en grandes fiestas. Nuestra mano de mortero, de cuerpo elegantemente fino, parece sin duda demasiado delicada como para resistir el vigoroso aporreo del taro. Asi que pensamos que tal vez haya sido utilizada en la preparación de comidas especiales; comidas donde la gente se reuniría, tal como hacemos hoy, para comerciar, bailar o celebrar momentos importantes de la vida. Compartir comida fue siempre una de las maneras más básicas de crear, mantener y promover el vínculo entre la gente.

Otra vez ante la comida de la cantina del British Museum, mucha de la cual ha realizado un largo viaje a través del mundo, estoy absorto en un hecho: cuanto más capaces somos de viajar, más y más libremente, más dependemos de comida cultivada por gente que no puede moverse, que debe pasar su vida atada a un mismo trozo de tierra. Cada día somos más conscientes de cuán vulnerables al clima son los agricultores de todo mundo, una dependencia de su predicción que llevó a los agricultores de 10.000 años atrás a identificar dioses de la comida y del clima que exigían ser constantemente aplacados y venerados para asegurar el ciclo natural y la seguridad en una buena cosecha. Hoy, en cambio, la mayoría mira al gobierno y a veteranos como Sir Bob Geldof:

Toda la psicología de la comida es más importante que cualquier otro aspecto de nuestra vida. La misma necesidad de trabajar proviene de nuestra necesidad de comer. La idea de comida es fundamental para la existencia humana, ya que no hay animal que pueda existir sin comer. A comienzos del siglo XXI, la comida está a la cabeza en el árbol de prioridades de la agenda mundial, y de su éxito dependerá el futuro de gran parte de la población mundial. Simplemente, nos encontramos ante el hecho de que en el futuro probablemente no habrá bastante comida en el mundo. Y de los muchos factores en juego, uno de los más importantes puede ser hoy el cambio climático.”

Así, un cambio de clima, como el que nos empujo a la agricultura en tiempos antiguos, parece poner hoy en peligro la supervivencia global. Al acabar la Edad de Hielo, la creciente población a que dio lugar la nueva comida no fue, por supuesto, un problema sino una ventaja competitiva. Por lo que las primeras sociedades sedentarias incrementaron rápidamente el número de sus miembros, dando lugar a comunidades estables.

En el próximo programa hablaremos de fertilidad; no de la fertilidad de la tierra sino de la gente cultivando en ella. Y podremos observar con cuidado una escultura de piedra que es la primera representación de una pareja haciendo el amor.

Episodio 5 – Punta de lanza de Clovis.

Episodio 5 – Punta de lanza de Clovis.

Punta de lanza de Clovis (fabricada aproximadamente 13.000 años atrás). Punta de lanza, de piedra, encontrada en Arizona.

(Link al programa, grabación, texto en inglés y fotografías de los objetos: http://www.bbc.co.uk/programmes/b00pwn7t)

Episodio 5 - clovis spear point

Imagínelo. Ud. se halla en medio de un paisaje verde, tachonado de árboles y matorrales. Forma parte de un equipo de cazadores, que acecha silenciosamente una manada de mamuts. Uno de ellos, espera, será la cena. En sus manos, una ligera jabalina acabada en afilada y puntiaguda piedra. Se acerca a un mamut, arroja la jabalina y falla. El mamut rompe la lanza bajo las patas. Ud coge otra, y avanza, pero deja tras de si -sobre la tierra- algo que con el paso del tiempo devendrá para nosotros un mensaje: miles de años después de que el mamut pisara su lanza, otros seres humanos encontrarán esa punta de lanza y sabrán que sus ancestros estuvieron allí mucho antes de lo que nadie hasta entonces había imaginado.

 «Se ve tan pequeña, tan solo dos o tres pulgadas de longitud» (Michael Palin)

«Estas eran gente en movimiento, exploradores, y puedo sentir algo de empatía, puedo sentir que debieron haber sentido al entrar en una tierra sobre la que nadie había oído hablar, en la que nadie había estado antes que ellos» (Profesor Gary Haynes)

Estamos en 13.000bp, en América. Cosas tiradas o perdidas pueden decirnos mucho más sobre le pasado que cualquier otro objeto cuidadosamente preservado para la posteridad. Son objetos rotos, que cuentan historias conmovedoras. Esos objetos mundanos, descartados cada día como basura, pueden definir mucho mejor las características del genero humano que las grandes obras de arte. Y esta modesta pero esencial pieza arqueológica puede ponernos ante una de las más importantes narraciones de la historia de la humanidad. Concretamente en este programa, nos mostrará cómo los humanos modernos, los fabricantes y artistas que hemos estado siguiendo a lo largo de la semana, consiguieron apoderarse del mundo entero. Cómo, tras poblar Africa, Asia, Australia y Europa, consiguieron llegar finalmente a América.

En la galería «Norteamérica» del British Museum, entre magníficos tocados de plumas y totems, tenemos un muy interesante trozo de basura. Es la parte final de un arma mortal; solo la punta, pues el asta desapareció hace largo tiempo. Esta punta de lanza está construida en duro pedernal. Su tamaño es como el de un teléfono pequeño y delgado, en forma de una larga hoja. Su punta todavía está intacta y afilada; la superficie de ambas caras, bellamente ondulada. Y vista de cerca muestra marcas de fabricación en forma de escamas cuidadosamente desconchadas. Es un objeto de tacto adorable, aunque muy bien adaptado a su propósito letal. Un objeto bello y mortal.

Esta punta de flecha plantea muchos problemas, pero el más sorprendente es que fuera encontrada en América. Durante la mayoría de nuestra historia, los seres humanos estuvimos anclados en Africa, Asia y Europa. Por lo que la primera pregunta que surge es¿ cómo llegó a América la gente que hizo esta punta? ¿quiénes eran?.

Aclaremos que nuestra punta de lanza en absoluto es un objeto singular, único; por el contrario es solo uno entre los miles encontrados a través de Norteamérica, Alaska y Méjico. Se las conoce como «puntas de Clovis», tras que en 1936, en una pequeña ciudad del estado norteamericano de Nuevo Méjico, fuera descubierta al lado de huesos de animales muertos. Los fabricantes de estas puntas de piedra, la gente que cazaba con ellas, recibieron el nombre de «gente de Clovis».

El descubrimiento de Clovis representó un salto adelante en nuestra comprensión de la historia de América. Estas puntas de lanza son la evidencia de sus primeros seres humanos. Idénticas puntas fueron encontradas desde Alaska a Méjico y de California a Florida mostrando que esas gentes fueron estableciéndose en pequeñas comunidades, a medida que la Edad de Hielo tocaba a su fin, aproximadamente 13.000 años atrás.

¿Realmente fueron las gentes de Clovis los primeros americanos? El mayor experto en esté periodo es el profesor Gary Haynes:

«Hay algunos hallazgos que probarían que hubo gente en Norteamérica antes de que estas punta de Clovis fueran fabricadas (13.000 años atrás), pero la mayoría son discutibles. Clovis parece ser la primera población. Excave donde se excave, los niveles del fondo del yacimiento arqueológico acaban en los 13.000 años, y si hay artefactos, serán de Clovis o relacionados con Clovis. Por lo que parece que ahí está el foco de las primeras migraciones que acabaron ocupando todo el continente, deviniendo los ancestros del moderno americano nativo. Clovis colonizó primeramente el norte de Norteamérica, y desde allí el resto del continente. Y los estudios genéticos prueban concluyentemente que los americanos nativos proceden del noreste de Asia.»

Arqueología, ADN y el grueso de la academia, dicen que efectivamente los americanos llegaron a América desde el noreste de Asia hace menos de 15.000 años. Pero reescribir la historia de esta manera nos lleva al choque con creencias profundamente arraigadas. La historiadora Gabrielle Tayac, india Piscataway, que trabaja para el Museo Nacional de Indios Americanos Smithsonian, estudia cómo los americanos nativos reaccionan contra esa nueva narrativa de la ciencia:

 «Es un ataque contra sus creencias constituyentes… Respecto de su relato de la creación, hay gente que cree firmemente que emergieron de la tierra, o que cayeron del cielo, o que se desarrollaron sobre la espalda de un escarabajo de agua, dependiendo de su origen … La religión americana nativa fue reprimida durante mucho tiempo, y la gente se ha vuelto muy protectora de ella. Para algunos nativos, aunque no sean todos, los hallazgos científicos sobre su origen que contradicen lo que ellos creen, o su tradición oral, pueden percibirse como un intento de invalidar las tradiciones nativas.»

40.000 años atrás, humanos como nosotros se esparcieron desde Africa sobre la totalidad de Asia y Europa, cruzando mares hasta Australia. Pero no habían conseguido poner pie en América, algo que necesitaría previamente de grandes cambios climáticos. La Edad de Hielo (20.000 bp) resolvió este problema: acumuló grandes masas de agua en láminas de hielo y glaciares, bajando el nivel del mar, y haciendo que el mar entre Rusia y Alaska (lo que hoy llamamos el Estrecho de Bering) se volviera un ancho y fácilmente transitable puente de tierra. Animales (mamíferos, bisontes y renos- emigraron al lado americano, y tras ellos los cazadores humanos que les perseguían. El camino hacia el sur, hacia el interior del resto de América, sería un corredor libre de hielo entre las Montañas Rocosas (del lado del Pacífico) y el vasto continente de hielo que cubría Canada al otro.

Cuando 15.000 años atrás el clima volvió a calentarse, una gran cantidad de animales, siempre seguidos de sus humanos cazadores, atravesaron ese corredor hasta alcanzar las ricas praderas de caza de lo que hoy es EEUU. Este sería el nuevo mundo americano de las puntas de Clovis. Claramente, era un entorno inmejorable para esos osados humanos que avanzaban desde el norte de Asia. Pero visto desde la perspectiva del mamut la cosa podía resultar no tan prometedora. Las ondulaciones en las caras de la punta de Clovis, que por cierto la hacen tan hermosa, producen un gran desangrado en cualquier animal que pinche. Ud no necesita hacer un disparo mortal, ni dar en un órgano vital. Basta con hacer blanco donde sea, y la víctima perderá sangre debilitándose gradualmente hasta que Ud la alcance y pueda con toda facilidad liquidarla. De hecho, para el 10.000 BC, todos los mamuts y muchos otros grandes mamíferos ya habían sido exterminados. Cuánto de esta extinción es responsabilidad de la gente de Clovis es cuestión de debate, aunque Gary Haynes piensa que si:

«Pienso que hay una conexión directa entre la aparición de gente y la desaparición de algunos de los grandes mamíferos -si no de todos- en Norteamérica. Es más, podemos trazar esa conexión a través del mundo. Donde nunca había habido población humana antes, de forma casi invariable,  cuando llega el homo sapiens sapiens los grandes mamíferos desaparecen -o merman en gran proporción. En Norteamérica, esto afectó a dos tercios o tres cuartas partes de ellos.»

Para el 12.000 bp la gente de Clovis y sus descendientes no solo se habían esparcido por el norte de América, sino que habían alcanzado los puntos más australes de Sudamérica. No mucho antes de esto, el calentamiento del clima y el deshielo habían hecho subir el nivel del mar, inundando el puente de tierra con Asia. Ya no había marcha atrás. Por lo que durante los siguientes 9.000 años, de hecho hasta el contacto con los europeos en el siglo XVI, las civilizaciones de América debieron desenvolverse por si mismas. Así, hace 12.000 años alcanzamos un hito en la historia humana: con la excepción de las islas del Pacífico, los seres humanos habíamos colonizado ya la totalidad de la tierra habitable. Pareciera que estamos diseñados para permanecer en movimiento, para desear siempre más, para buscar qué es lo que hay tras la siguiente colina. El periodista y viajero Michael Palin ha pisado buena parte del globo ¿Qué cree él que nos impulsa a ello?

«En lo que a mi respecta, siempre fui inquieto y, desde muy pequeño, estuve interesado  en dónde estaba, en qué había más allá del horizonte, en que había al volver la siguiente esquina. Cuanto más estudias la historia del  homo sapiens, te das cuenta de que todo en él es movimiento, desde la primera vez que decidió dejar Africa. La inquietud parece ser un factor muy importante en el modo en el que los humanos ocupamos el planeta. Pareciera que no conseguimos nunca sentirnos establecidos, satisfechos, aunque pensemos que si. Por el contrario, seguimos buscando dónde hay algo mejor, un lugar más cálido o más placentero. Quizás sea ese un elemento, un elemento espiritual, de esperanza, de expectativas en todos nosotros. Es como si, estando donde estemos, siempre vayamos en busca de lo maravilloso. Es la eterna búsqueda del paraiso, la búsqueda de la tierra perfecta. Tal vez sea eso lo que está detrás de todo ello, todo el tiempo».

La esperanza, como definición de lo humano. ¿No sería una manera alentadora de terminar esta primera semana de nuestra historia del mundo? Lo que para mi ha sido más destacable en este largo viaje de dos millones de años, es el constante esfuerzo humano por hacer las cosas mejor, por hacer herramientas que eran no solo más eficientes sino también más hermosas, por explorar no los entornos naturales y las ideas, por esforzarse siempre en la dirección de lo desconocido. Los objetos vistos han trazado un camino desde herramientas simples de supervivencia -no tan diferentes a las que cualquier otro animal podría usar-, hasta la genialidad del arte y los orígenes de la religión.

La próxima semana veremos cómo, alrededor de 10.000 años atrás, fuimos capaces de empezar a transformar la naturaleza, dando origen a la domesticación. Un proceso en el que no solo cambiamos el paisaje, sino que también cambiamos las plantas, los animales -y sobre todo- a nosotros mismos. Y me centraré en dos de nuestros pasatiempos favoritos: la comida y el sexo.

Episodio 4 – Renos nadando.

Episodio 4 – Renos nadando.

Renos nadando (pieza hecha hace unos 13.000 años). Escultura tallada en un cuerno de Mamut, encontrada en Montastruc, centro de Francia.

(Link del programa, grabación en inglés y fotografías de los objetos comentados: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/DyfP6g6dRN6WdwdnbIVbPw)

Episodio 4 - summing reindeer 2

¿Cómo sonaría el pasado? Obviamente, tan lejos como estamos de las profundidades del tiempo en que nos hallamos esta semana, podemos no ser capaces de hacernos una idea. Podemos imaginar los inmutables sonidos de la naturaleza -el viento, la lluvia, el mar, los ríos- pero para nosotros, ineludiblemente, la historia es silencio. No obstante, y aunque no podamos oír el pasado, ciertamente, podemos verlo. Hoy, me gustaría presentarles un objeto que tiene 13.000 años de antigüedad, hecho por uno de nuestros ancestros que, buscando representar en él y para si su propio mundo, haciendo eso, nos lo transmitió con asombrosa nitidez. Esta es una de las obras maestras del arte de la Edad de Hielo, pero que también pone en evidencia el inmenso cambio que hubo en ese tiempo en cuanto al modo en que el cerebro humano estaba trabajando. Steven Mithen, profesor de la Universidad de Reading, y Rowan Williams, arzobispo de Canterbury, han reflexionado al respecto en muy diferentes sentidos. Oiremos sus opiniones al respecto más adelante.

“Puedo sentir que quien hizo esto, se pro-yectó (de pro-iactum, arrojar)i a si mismo en su mundo en derredor, con enorme y generosa imaginación, viendo y sintiendo el ritmo de ese mundo en sus huesos” (Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams)

“Algo ocurrió en el cerebro humano (entre, digamos, 100.000 y 50.000 años atrás) que permitió que emergieran esa fantástica creatividad, imaginación y habilidades artísticas” (Profesor Steven Mithen)

En los últimos dos programas estuvimos viendo unas herramientas de piedra que nos pusieron ante la cuestión de si era o no, la capacidad de fabricar objetos, lo que nos hacía (nos constituía como) seres humanos. ¿Sería posible concebir seres humanos que no usaran objetos en su interactuar con el mundo? Pienso que no. Pero además hay otra cuestión que surge inmediatamente al ver este tan antiguo objeto. Aunque nuestra moderna especie humana, el “homo sapiens” (“hombre pensante”, en latín), evolucionó en Africa hace al menos 150.000 años, fue hace alrededor de 50.000 años atrás cuando algo dramático sucedió en nuestro cerebro, de modo que, a lo largo de todo el mundo habitado, los seres humanos empezaron a producir patrones de decoración, asi como joyería con la que adornar el cuerpo y representaciones de los animales que compartían el mundo con ellos. Esos seres humanos estaban haciendo objetos que servían no tanto para cambiar el mundo sino para explorar su orden y las regularidades que observaban en él. En resumen, están haciendo arte. Y la pregunta a realizarnos es ¿por qué? ¿Por qué todos los seres humanos modernos comparten esa compulsión por realizar obras de arte? ¿Por qué el fabricante de herramientas, en todos sitios, dio paso al artista?

Nuestros dos renos representan la más antigua pieza de arte de cualquier galería o museo Británico, y es extremadamente delicada. La guardamos en una caja con clima controlado, y apenas le movemos de allí porque cualquier choque repentino podría convertirla en polvo. Fue realizada al final de la última glaciación, alrededor de 13.000 años atrás. Fue tallada a lo largo del extremo de un colmillo de Mamut, y es delgada, suavemente curvada y de aproximadamente ocho pulgadas de longitud (20cm).

Los dos renos representados nadan muy juntos, uno detrás del otro, con lo que el escultor explotó brillantemente la forma ahusada del colmillo. La más pequeña figura, reno hembra, está delante y lamisma punta del colmillo da forma a la punta de su nariz; detrás de ella, en la parte más ancha, viene el macho, más grande. Gracias a la curva ambos animales tienen sus mandíbulas hacia arriba, y los cuernos apuntando hacia atrás, exactamente como hacen cuando nadan; y en la parte inferior sus pies están en completa extensión, dando la maravillosa impresión de un movimiento hidrodinámico (streamlined). Es una escena magníficamente expresada, y solo pudo ser realizada por alguien que había dedicado mucho tiempo observando nadar a los renos en el rio.

Por ello, quizás no sea una coincidencia que esta pieza fuera encontrada cerca de un rio, en un refugio de piedra en Montastruc, en el centro de Francia. Esta talla representa con increíble realismo los renos que migraban en grandes manadas, atravesando Europa, 13.000 años atrás. El continente, por esas épocas, era mucho más frio de lo que es hoy en dia: el paisaje consistía de una planicie abierta, libre de arboles como la Siberia actual, y para los cazadores-recolectores que habitaban ese implacable terreno los renos constituían una de sus mejores esperanzas de cara a la supervivencia. Su carne, piel, huesos y cuernos podían suministrar muy bien toda la comida y ropa que pudieran necesitar, asi como la materia prima con la que fabricar herramientas y armas. Su bienestar en cierta medida dependía de la caza de renos. Por ello no es sorprendente que nuestro artista homo sapiens conociera realmente muy bien a esos animales, y que eligiera representarles en su escultura.

El macho muestra un impresionante juego de cuernos que recorre la longitud de su espalda, y podemos determinar su sexo con toda seguridad porque el artista se ocupó de esculpir sus genitales bajo el vientre. La hembra, en cambio, tiene los cuernos más pequeños y cuatro pequeños bultos bajo su vientre que representan sus tetillas. Y podemos incluso ser mucho más específicos, afirmando que estos animales están claramente representados en otoño, el momento de sus rutas y migraciones hacia las pasturas de invierno. Solo en otoño ambos, macho y hembra, tienen completa su cornamenta y su pelaje se muestra tan hermoso. Además, el pecho de la hembra, sus costillas y el esternón están bellamente grabados, por lo que podemos deducir que este objeto no fue hecho solo mediante el conocimiento rudimentario de un cazador, sino gracias a la penetrante mirada de un carnicero, de alguien que no solo observaba animales sino que les despiezaba.

Por un sorprendente golpe de suerte sabemos que este detallado naturalismo fue solo uno de los cuatro estilos de que disponían los artistas de la Edad de Hielo. En el caso de los renos, el Museo Británico muestra otra escultura, encontrada también en la misma caverna de Montastruc, que por una feliz simetría (donde nuestros renos fue tallados en el colmillo de un Mamut) muestra un Mamut grabado en la cornamenta de un reno. Pero este Mamut está definido de un modo muy diferente, y aunque es reconocible instantáneamente, se muestra simplificado, esquematizado, como entre una caricatura y una abstracción; y ello no es un accidente, algo excepcional. Los artistas de la Edad de Hielo mostraban todo un abanico técnicas y estilos artísticos: desde la abstracción o el naturalismo hasta incluso el surrealismo, asi como el uso de la perspectiva y de una sofisticada composición. Estos modernos seres humanos tienen modernos cerebros, exactamente como nosotros. Ellos siguen viviendo de la caza y de la recolección, pero también están interpretando el mundo a través del arte. ¿A dónde conduce todo esto? Dice el profesor Steven Mithen:

“Ellos podían combinar lo que sabían acerca de la naturaleza con lo que sabían acerca de la fabricación de objetos, adquiriendo una nueva capacidad para producir piezas de arte. Pero además, las condiciones de vida de la Edad de Hielo fueron a la vez tanto críticas como positivas, constituyendo un verdadero desafíos para la gente que vivía en esos ásperos y largos inviernos: la necesidad de construir intensos lazos sociales, de rituales, de religión, todo se relaciona en el florecimiento de esta fantástica creatividad artística. Allí debió haber asombrosos parajes… Los mamuts, las manadas de caballos y venados, los pájaros y sus migraciones hubieron de causar inmenso impacto en estos cazadores-recolectores. Parte de este arte enraíce quizás en un abrumador sentido de la belleza, y en un sentimiento de agradecimiento y celebración del mundo natural”

Un agradecimiento, pero no solo del mundo animal: esas gentes conocían muy bien cómo trabajar la mayoría de las piedras y minerales. Si observamos la pieza detenidamente, podremos ver que esta pequeña escultura es el resultado, de cuatro técnicas del trabajo de la piedra: la punta del colmillo fue cortada con una herramienta de corte de piedra; los contornos de los animales fueron grabados con un cuchillo de piedra y una espátula o rascador; todo el objeto fue pulimentado usando oxido de hierro en polvo mezclado con agua, probablemente aplicado con una badana de piel; y finalmente, la marcas en los cuerpos y los detalles de los ojos fueron cuidadosamente realizados con una herramienta de piedra para grabado. Tanto desde el punto de vista de la ejecución como en su concepción estamos ante una muy compleja obra de arte. Y me da la impresión que tiene todas las cualidades de observación e interpretación que uno buscaría en cualquier gran artista.

¿Por qué razón alguien se tomaría tantas preocupaciones para hacer un objeto que no tueviera un propósito práctico? Dice el Arzobispo Rowan Williams:

“Pienso que el arte de este periodo nos muestra a seres humanos tratando de integrarse plenamente en el flujo de vida que hay junto a ellos, deviniendo ellos mismos parte del proceso de vida animal que se desarrolla a su alrededor. Pero no solo en el sentido de controlar el mundo animal o garantizar el éxito de la caza en todo momento. Pienso que es más que eso. Hay realmente un deseo de introducirse, y casi sentirse en casa, en ese mundo a un nivel más profundo, y pienso que eso es lo que constituye realmente un profundo impulso religioso: sentirse en el mundo como en casa. Tendemos a veces a identificar religión con no sentirnos cómodos en el mundo, como si el mundo de las cosas reales estuviera en algún lugar del cielo y no junto a nosotros; pero si realmente nos fijamos en los orígenes de las religiones, si vemos al núcleo de los asuntos tratados por las grandes religiones del mundo, el otro sentido es el apropiado, es decir, cómo vivir aquí y ahora y cómo ser parte de ese flujo de vida.”

Esta escultura no tiene una función práctica: es solo forma. ¿Esto era arte, una imagen realizada solo por su belleza? ¿O tenía un propósito diferente? Representar algo, realizar una pintura o una escultura de algo, implica darle a ese algo un tipo de vida diferente, una especie de poder mágico. Y si somos capaces de afirmar nuestra relación con el en el mundo, somos capaces si no de experimetarla, al menos de imaginarla. ¿Sería ir demasiado lejos sugerir que un arte como este podría constituir la primera evidencia física de la religión? Rowan Williams otra vez:

“Al principio, por supuesto, no podemos realmente separar arte de religión. El arte es sagrado porque te lleva a un sitio donde ya no está presente la separación sujeto/objeto propia del enfoque naturalista, sino que te lleva a un nuevo espacio que es el de la actividad religiosa. Es con el paso del tiempo cuando la religión se involucra progresivamente en asuntos relacionados con el poder, a la par que el arte deviene involucrado en asuntos de la auto-expresión. Hoy en dia, ambos se observan desde cumbres separadas, perplejos, como a través de la niebla.

No creo que los primitivos humanos tuvieran realmente una palabra en sus cabezas que sonara a Dios. Ellos fueron descubriendo, a causa de su inteligencia y de los nuevos desafíos a que los sometía el entorno, cómo era cada vez más complicado ser “ser humano” en el mundo, y lentamente el mundo les fue transformando, transformándose a si mismos. Con esto, y con su identificación con los procesos del mundo en derredor, uno puede empezar a comprender, o al menos a intuir, que era “eso” que en el Antiguo Testamento llamaban “sabiduría”: una especie de “principio de unidad”, de unidad subyacente a todo lo que existe, y que acabamos identificando con el significado de Dios”

Ello indicaría que, mucho del arte realizado alrededor del mundo durante la Edad de Hielo, habría tenido una dimensión religiosa, aunque obviamente solo podemos adivinarlo como en un uso ritual. De ser así, este arte es parte de una tradición que continúa viva aun hoy día, y que es parte de la evolución de la conciencia religiosa con que todavía nos damos forma y damos forma a muchas de las sociedades humanas. Objetos como esta escultura de renos nadando nos llevan hasta la mente y la imaginación de gente como nosotros -hasta su mundo invisible, si, pero estudiable-. Y me hacen reflexionar sobre si, esa habilidad para ver más allá de lo funcional y de lo material, usando la imaginación, sea lo que en ultima instancia nos haga tal como somos los seres humanos modernos.

Al tiempo que nuestros renos nadando eran esculpidos en Europa, gente que habitaba el noreste de Asia estaba a punto de asentarse en América. Pero eso lo veremos en el siguiente programa.

i Nota a “proyectar”. Ver en:http://etimologias.dechile.net/?proyecto

Episodio 3 – Hacha de mano de Olduvai.

Episodio 3 – Hacha de mano de Olduvai.

Hacha de mano de Olduvai (bifazi, hecha hace 1,2-1,4 millones de años) encontrada en la Garganta de Olduvai, Tanzania, Este de Africa.

(Link del programa, grabación en inglés y fotografías de los objetos comentados: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/I3I8quLCR8exvdZeQPONrw)

Episodio 3 Olduvai Handaxe

¿Qué llevas contigo cuando viajas? La mayoría de nosotros haría una larga lista que comenzaría con un cepillo de dientes y acabaría … en un exceso de equipaje. Pero para la mayor parte de la historia de la humanidad, hubo solo una cosa que realmente era necesaria para viajar: un hacha de mano de piedra.

“Son bellas herramientas…”

“Muy afilado en los bordes, verdad?”

“Pienso que quien quiera que lo hiciera, lo hizo muy bella y cuidadosamente”

“Una vez que fueron inventados, si se quiere usar esa palabra, nunca cambiaron el diseño… y creo que es el complemento definitivo para diseño de una herramienta excelente.”

Puede parecer algo sencillo, pero realmente un hacha de mano es algo extremadamente difícil de hacer, y por más de un millón de años ella fue, literalmente, una tecnología punta. El hacha de mano acompañó a nuestros ancestros a través de la mitad de su historia, y fue la razón principal por la que se esparcieron, primero a través de Africa y luego a través del mundo.

Durante un millón de años el sonido de su fabricación procuró la percusión de cada vida, y quienquiera que elija un centenar de objetos para contar una historia del mundo tiene que incluirla. Esta semana estoy tras objetos procedente de los primeros momentos de la historia humana. Cada uno que he elegido es un documento del mundo donde fue hecho, pero también ejemplifica una etapa crítica en el proceso por el cual devinimos plenamente humanos. Y, a mi entender lo que hace esta hacha de piedra tan interesante, es todo lo que sobre eso tiene que contarnos, no ya solo sobre la “mano” que la fabricó, sino sobre la “mente” que la pensó.

El hacha de mano de la Garganta de Olduvai no se parece, por supuesto, a un hacha moderna. No tiene mango ni hoja metálica. De hecho, es un trozo de piedra volcánica, de un precioso gris verdoso, hecha en forma de una gota de lágrima, pero sin embargo es muchísimo más versátil de lo que cualquier hacha moderna pudiera ser. La piedra fue lascada (cincelada) para obtener un borde afilado a lo largo del lado largo de la “lágrima”, por decirlo así, y darle un borde agudo en un extremo. Cuando se la sostiene en una mano humana resulta sorprendente cómo coincide en la forma, pese a que esta piedra sea inusualmente larga y más grande que la mayoría de las manos humanas. Pero además, en las marcas del lascado que le dio forma, puede verse que está bellamente trabajada.

Un hacha de mano como esta vino a ser la Navaja Suiza de la Edad de Piedra, una pieza esencial de la tecnología, con múltiples usos. Un extremo podía usarse como un taladro mientras que los largos bordes podían servir para cortar arboles o carne o raspar pieles o cortezas. Uno puede imaginar el uso de esta herramienta para despiezar un elefante o cortar y remover la carne

Las primeras herramientas, como la piedra lascada que vimos en el último programa, podrían resultarnos algo rudimentarias. Parecen adoquines astillados, y fueron construidas cogiendo grandes trozos de piedra, golpeándolos unos contra otros hasta hacer saltar fragmentos y obtener el filo. Pero esta hacha de mano es un asunto de otra índole. Este es el experto tallador de piedras Phil Harding:

“He seleccionado un trozo de pedernal que es relativamente largo y delgado -no debería darnos gran trabajo reducirlo-. Y hago lo siguiente: selecciono una piedra dura como martillo, en este caso un guijarro de cuarcita del tamaño de una bola de cricket, y elijo un sitio para golpearle, y ese es el sitio donde empiezo a tallar. Golpeando con el pedernal saco una escama de un lado y luego del otro, una y otra vez hasta que, como pueden ver, he obtenido una forma basta de lo que buscábamos. Tiene forma redondeada, con muescas a ambos lados, pero fundamentalmente está provista de un borde afilado que da toda la vuelta”.

Solo viendo a un experimentado tallador haciendo su trabajo tomamos consciencia de cuántas habilidades debió poseer el fabricante de nuestro hacha de mano. Un hacha de mano no es una cosa fácil, sino que es el resultado de la experiencia, de una planificación cuidadosa y de una habilidad y aprendizaje refinados durante mucho tiempo.

“Ahora bien, si la gente quería refinarla era porque eran gentes creativas. Buscaban hacer objetos bellos y no solo funcionales, que es lo que haríamos si cambiáramos un martillo hecho con una pesada piedra por otro mucho más liviano… como por un pedazo de asta que puede ser un martillo perfecto. Y con ello, el objetivo de refinar la forma redonda y el filo se conseguiría en aproximadamente 15 minutos. (Phil Harding)

Pero, así como es necesaria una gran destreza manual, lo que resulta importante para nuestra historia es el salto conceptual requerido, la capacidad para imaginar en un simple y basto trozo de piedra la forma que queremos extraer, al modo en que lo haría un escultor moderno viendo la estatua dentro de un bloque de mármol.

Esta particular pieza de piedra de suprema hi-tech tiene una antigüedad de entre 1,2 y 1,4 millones de años. Al igual que la herramienta de cortar que vimos en el último programa, esta fue encontrada en el Este de Africa, en la Garganta de Olduvai, ese gran tajo de la sabana en Tanzania. Pero esta viene de una capa más alta que la herramienta de corte, pero además hay un gran salto entre aquella primera herramienta y este bifaz (hacha de mano) porque pienso que es en esta herramienta donde podemos encontrar los verdaderos comienzos del ser humano moderno, las características de alguien que podríamos reconocer perfectamente como uno de nosotros.

Todo este cuidadoso interés y creatividad planificada implican un enorme avance en el modo en que nuestros ancestros veían el mundo, y en cómo su cerebro trabajaba. Pero este bifaz (hacha de piedra) puede también contener evidencias de otras cuestiones aun más destacables. Por ejemplo ¿guarda esta herramienta de piedra el secreto del “discurso”, del lenguaje humano? ¿Sería haciendo objetos como estos como aprendimos a hablar entre nosotros?

Los científicos han buscado qué es lo que pasa dentro del cerebro cuando una herramienta de piedra está siendo elaborada. Utilizando un escaner hospitalario moderno, para ver qué partes del cerebro se usan cuando un tallador está trabajando con una piedra, hallaron sorprendentemente que las áreas del moderno cerebro que se activan cuando estamos haciendo un bifaz coinciden considerablemente con aquellas que usamos cuando hablamos. Lo que vendría a significar que, si uno es capaz de dar forma a una piedra, uno es capaz de dar forma a una oración.

Por supuesto que no tenemos ni idea de qué es lo que pudo haber dicho el fabricante de nuestro hacha, pero parece probable que habría tenido aproximadamente las habilidades lingüísticas de un niño de 7 años. Pero, fuera o no ese su nivel, su temprano discurso claramente podría haber constituido una nueva capacidad de comunicación, que podría haberse traducido en que la gente pudiera sentarse intercambiando ideas, planeando su trabajo o hasta chismorreando. Si puedes hacer un bifaz decente como este, posiblemente tu eres bueno para algo que nosotros reconoceríamos como sociedad (socialización).

Por tanto, 1,2 millones de años atrás ¿dónde estabamos? Podíamos hacer herramientas como nuestro bifaz, que nos ayuda a controlar el entorno y a transformarlo. Pero el hacha nos da no solo mejor comida, sino que puede también proveernos de pieles de animales (para ropa) o darnos tiras de ramas para el fuego o el refugio. Y no solo eso, gracias a ella hoy podemos hablar unos con otros e incluso imaginar algo que no está físicamente frente a nosotros. El hacha de mano nos acompañará en un inmenso viaje, porque todas esas habilidades constructivas ya no están atadas al entorno inmediato. Si necesitamos o queremos movernos, podemos hacerlo. Viajar es posible, puede que incluso deseable, y podemos movernos más allá de las cálidas sabanas africanas y sobrevivir, quizás incluso desarrollarnos -mejorar- en un clima más frio. El hacha de mano será nuestro pasaporte para el resto del mundo, por lo que en las colecciones del Museo Británico ustedes podrán encontrar bifaces provenientes de todo Africa -Nigeria, Sudáfrica, Libia-, pero también de Israel, e India, España y Korea -incluso de un hollo de gravas, cerca del aeropuerto de Heathrow-.

Y tal como se mudaron al norte, esos primerizos constructores de hachas acabaron siendo los primeros británicos. Nick Ashton ha hecho excavaciones en la costa de Nortfolk en Happisburg:

“En Happisburg tenemos estos acantilados de 30 pies (9 metros), que se componen de arcillas, limos y arenas, formados por la gran glaciación de hace 450.000 años -que llegó hasta las afueras del norte de Londres-. Por debajo de esas arcillas un hombre, paseando a su perro, encontró un bifaz embebido en estos sedimentos orgánicos. Estas herramientas, de las que las primeras fueron hechas en Africa hace 1,6 millones de años, llegaron al sur de Europa y parte de Asia hace un millón de años, y alcanzaron las islas británicas en algún momento entre los 600.000 y 500.000 años atrás. Por supuesto, hoy es playa, pero la costa hace muchos años estuvo unas cuantas millas más allá. Si camináramos por la antigua linea de costa arribaríamos a lo que hoy llamamos The Netherlands, corazón de la Europa central. Ese era por entonces el mejor puente de tierra que conectaba lo que luego fueron las Islas Británicas con el continente europeo. Realmente no sabemos por qué los humanos colonizaron el espacio de las islas británicas, pero quizás lo fue gracias a la efectividad de esa nueva tecnología llamada hacha”

El hacha de piedra fue fabricada esencialmente del mismo modo y en la misma forma durante un millón de años, y pudiendo ser la más exitosa pieza de la tecnología humana jamás construida. Pero ¿queda aun un último secreto en esta piedra? Nuestro bifaz es un poco demasiado grande para ser usado fácilmente. ¿Por qué lo harían así? Lo mostré a un experto en diseño ergonómico, el inventor Sir James Dyson:

“Lo que me resulta interesante es que realmente no es muy práctico. Es de doble cara, con filo en ambas caras, es decir, simétrico. Está casi más pensado como un objeto de belleza que como un objeto práctico. Por tanto, yo me preguntaría si es un objeto decorativo, o incluso si es algo así como una espada ceremonial para hacerte parecer más bravo, poderoso, y quizás para atraer mujeres. No me parece una herramienta práctica, sino que parece más bien un objeto de espectáculo, decorativo más que práctico. Porque haga lo que haga con él me hago daño en la mano. Por ello pienso que es un bello objeto, pero no creo que haya ninguna intención -una seria intención- detrás”

Por supuesto sigue siendo (es) un objeto práctico, y sin embargo vale la pena seguir especulando como lo hace Sir James Dyson, sobre si nuestro bifaz fue hecho bien un poco demasiado grande para facilitar su uso, o bien para mostrar que fue hecho para alguien importante. ¿Estamos quizás ante uno de los más antiguos símbolos de status, de expresión de un orden social jerárquico? Este hacha es tan placentera para el ojo como para la mano, por lo que no cabe menos que preguntarse si no fue diseñada para ser en cierta medida un objeto de belleza. ¿Es este el inicio de la larga historia del arte, e incluso, del arte puesto al servicio del poder? O estamos proyectando sobre nuestros distantes ancestros nuestro modo moderno de pensar la belleza y el estatus’

En el próximo programa vamos a entrar indiscutiblemente en el Reino del Arte: vamos a ver una obra maestra de la escultura de la Edad de Piedra, tallada en el colmillo de un Mamut.

Notas:

iHacha de mano, handaxe, bifaz. Aunque parece ser que no son lo mismo, como no afecta a la idea central del episodio, usaremos indistintamente esos términos en esta traducción. Ver discusión en http://es.wikipedia.org/wiki/Bifaz

Episodio 2 – Herramienta de piedra para cortar, de Olduvai

Episodio 2 – Herramienta de piedra para cortar, de Olduvai (hecha 1,8 millones de años atrás), encontrada en la Garganta de Olduvai, Tanzania, Este de Africa. 

A History of the World in 100 Objects, producción del British Museum y de la BBC. Link del programa, grabación en inglés y fotografías de los objetos comentados: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/ykHw5-oqQEGFnvat1gavxA

Episodio 2 Olduvai Stone choping tool

Quizás, lo mejor que tenga ser Director del Museo Británico, y una de las cosas que todavía más me emociona ahora igual que antes, es poder sacar algunos objetos fuera de sus cajas … y cogerlos.

Hoy tengo en las manos uno absolutamente asombroso. He de admitir que, si cualquiera de nosotros lo viera sobre el suelo, probablemente pasaría sobre él sin hacerle caso, pero resulta que es de hecho el más antiguo objeto del Museo Británico, algo que fue hecho aproximadamente dos millones de años atrás, en Africa. Parece un largo y astillado i adoquín gris. El naturalista y locutor Sir David Attenborough es hoy, junto conmigo, el último homínido en tenerle entre sus manos.

Teniéndole en las manos puedo sentir lo que era estar en la sabana africana, necesitando cortar carne, por ejemplo, o necesitando cortar dentro de una res muerta para coger algo de comida”

Este es uno de los primeros objetos que los seres humanos hicieron conscientemente. Y tocarle me pone directamente en contacto con ellos. En esta historia del mundo que estoy intentando contar a través de objetos, esta piedra tallada en Africa (donde hoy es Tanzania) es donde todo comienza.

Uno de los objetivos de cualquier museo es permitirnos viajar a través del tiempo. Pero nuestra visión de cuánto atrás hay que ir se ha ido expandiendo dramáticamente desde que el Museo Británico abrió sus puertas en 1759. En ese momento la mayoría de sus visitantes probablemente aceptaban que el mundo había comenzado en el año 4004 BC -para ser precisos apenas empezar el domingo 23 de octubre. Esa fecha, sorprendentemente exacta, había sido calculada matemáticamente por el arzobispo Ussher ii -quien predicaba justo aquí abajo, en Lincoln’s Inn-. Ussher, para alcanzar ese dato, había cernido cuidadosamente la Biblia, contando los años de vida de cada uno de los descendientes de Adan y Eva. Pero como todos sabemos en nuestros dias, no celebramos el 23 de octubre como el Dia del Inicio del Mundo, ya que en el ultimo par de centurias, arqueólogos, geólogos y conservadores de museos han empujado constantemente hacia atrás la cronología de la historia humana, mucho más atrás de los 6000 años del arzobispo Ussher hasta los casi inimaginables 2 millones de años. Por tanto, si los científicos han sugerido que Adan y Eva no estaban en el 4004 BC, al principio del tiempo humano, en el Jardin del Eden… ¿Quién estaba allí? ¿y dónde? Hubo muchas teorías al respecto, pero no respuestas concluyentes y ciertamente ninguna fecha precisa hasta 1931, cuando un joven arqueólogo llamado Louis Leakey viajó en una expedición financiada por el Museo Británico rumbo a Africa.

La meta de Leakey era la Garganta de Olduvai, una profunda grieta en la planicie de la sabana del norte de Tanzania, no muy lejos de la frontera con Kenya. Ese sitio, parte del Valle Rift del este africano, es un desgarro inmenso en la superficie terrestre de miles de kilómetros de longitud. El tiempo aquí parecía haberse detenido entre las capas geológicas, y cuando Leakey examinaba las rocas expuestas y formadas al sol, al viento o a la lluvia de las sabanas… llegando a una capa de rocas observa que está formada por otro elemento diferente: unas manos humanas. Encontraron cerca de alli unos huesos, y a partir de alli les resultó claro que esas piedras habían sido trabajadas para servir de herramientas cortando tiras de carne, o hurgando en los huesos de los animales muertos en la sabana. Y la capa en la que las herramientas habían sido encontradas tenía aproximadamente dos millones de años antiguedad… Eso era pura dinamita arqueológica.

Las excavaciones de Leakey dieron con los más antiguos objetos humanos del mundo, y demostraron que no solo los seres humanos, sino la cultura humana en su conjunto procedía de Africa. Nuestra herramienta cortadora de piedra que ahora tenemos entre las manos es una de aquellas que Leakey encontró.

Al cogerla, tu primera sensación es que es muy pesada, y el ser muy pesada, por supuesto, da fuerza al golpe. La segunda es que cabe sin problemas en la palma de la mano, en una posición en que queda hacia adelante un afilado borde que va desde el dedo índice hasta la muñeca -por lo que ahora yo tengo en mi mano un afilado cuchillo. Pero aun más, tiene un bulto hecho especialmente, fuerte, por encima, de tal forma que puedo agarrar firmemente el borde. Con él es posible perfectamente cortar carne. Esa es la sensación que tengo, y que me conecta con el hombre que lo ha fabricado laboriosamente, tallando uno, dos, tres, cuatro, cinco muescas en una cara y tres en la otra, ocho especificas acciones realizadas por él, golpeándolo con otra piedra para extraer las lascas, mientras deja una linea casi recta como borde afilado” (David Attenbourh)

En el Museo Británico, recientemente, hemos hecho nuevas herramientas de cortar usando la misma técnica, al modo en que podrían haberlo acostumbrado hacer en la Garganta de Olduvai. Si cogemos una de estas piezas nuevas en mi mano vemos claramente cuán bien podemos usarla para cortar la carne de un animal. No tenemos a mano ningún Ñu africano, por lo que solo podremos probar usando un trozo de pollo asado. Pero pese a todo esta herramienta de corte resulta maravillosa y rápida separando la carne del hueso, y luego permitiendo con un golpe seco romper el hueso para llegar hasta el tuétano. Pero también por supuesto se puede usar una herramienta como esta para hacer tiras de cortezas árboles, o raíces, a fin de comerlas. Es, de hecho, un muy versátil complemento de cocina. Los primeros humanos que usaron herramientas de corte como esta probablemente no fueron cazadores, sino astutos oportunistas que esperaban hasta que leones, leopardos u otras bestias hubieran matado a sus presas y luego ellos iban con sus herramientas de corte, asegurada la carne y el tuétano, jugando sobre seguro para ganar el premio de la proteína.

Hablar de la grasa del tuétano puede no sonar muy apetecible, pero es enormemente nutritiva y un combustible excelente no solo para el esfuerzo físico sino también para un gran cerebro. El cerebro es un mecanismo extremadamente hambriento de potencia, y aunque suma solo el 2 por ciento del peso corporal, es responsable del gasto del 20 por ciento de toda la energía consumida, por lo que requiere una constante alimentación. Nuestros antecesores de hace dos millones de años aseguraban su futuro siendo realmente astutos. Cuando los más fuertes, rápidos y feroces depredadores estaban descansando por calor, ellos eran capaces de buscar comida. Utilizando herramientas como estas para obtener el tuétano de los huesos, la parte más nutritiva de una res muerta, pusieron en marcha un antiguo circulo virtuoso. Esta disponibilidad de comida para el cuerpo y mente, significaba que más cerebrados individuos podrían sobrevivir, criando más cerebrados niños, capaces a su turno de hacer cada vez más complejas herramientas. Contínuo proceso del que usted y yo somos justamente la última iteración.

La mayoría de los animales usan objetos, principalmente los simios. Pero lo que nos coloca aparte de ellos en este momento de la evolución es que, a diferencia de ellos, nosotros hacemos herramientas “antes” de necesitarlas. Y, una vez que las hemos usado, las guardamos para usarlas de nuevo: es el origen de la caja de herramientas.

El cerebro humano ha continuado evolucionando constantemente durante miles de años. Y lo que resulta realmente interesante es que nuestro cerebro empezó a devenir asimétrico bajo la presión de todo un conjunto de diferentes funciones -lógica, lenguaje, coordinación de movimientos necesarios para la fabricación de herramientas, imaginación y pensamiento creativo- a diferencia del cerebro de los simios que permaneció más pequeño y simétrico. Lo que ahora estamos viendo en esta herramienta de corte es el momento exacto en el que devinimos distintivamente inteligentes, y con un impulso no tanto a hacer cosas… como a imaginar cómo podríamos hacerlas mejores.

Este objeto está a la base de un proceso que ha resultado casi obsesivo entre los seres humanos. Es algo creado a partir de una substancia natural, pero con un propósito particular y de una particular forma, con una noción previa en el cerebro del constructor de para qué necesidad estaba destinado. ¿Es más complejo de lo que era estrictamente necesario para servir a la función para la iba a ser usado? Pienso que ustedes podrían casi decir que si. ¿Realmente, él necesitaba hacer uno, dos, tres, cuatro, cinco tallas en un lado y cuatro en la otra? ¿Podría haberlo resuelto solo  con dos? Yo también pienso que sí. El hombre o mujer que cogió esto, lo  hizo exactamente para esa particular tarea, y quizás quedara muy satisfecho de saber que iba a ser muy efectivo, económico y preciso. Pero aunque en un principio se pudiera decir que lo había hecho “muy bien”, tal vez todavía no era asi, y se trataba solo del comienzo de un viaje” (David Attenbourgh)

Sin todos esos “extras” en el borde de la herramienta de cortar, toda esta serie de programas sería imposible, porque esos “extras” nos dicen que desde el mismo comienzo, nosotros, a diferencia de otros animales, hemos procurado hacer “objetos” más complicados de lo que “realmente” necesitaban ser. Como puede verse, estos objetos traen poderosos mensajes acerca de sus fabricantes, y esta herramienta de corte está en el inicio de una relación entre humanos y las cosas creadas por ellos, que conjuntamente han devenido en una historia de amor y de dependencia.

Hoy, nosotros no podemos ya sobrevivir sin los objetos que hemos hecho, y en este sentido, haciendo objetos es como nos hacemos humanos. El descubrimiento de Leakey en la cálida tierra del Valle del Rift hizo algo más que llevar a los hombres más atrás en el tiempo: puso de manifiesto que todos nosotros descendemos de aquellos ancestros africanos; de modo que cada uno de nosotros es parte de la gigantesca diáspora africana. Nosotros no solo tenemos a Africa en nuestro ADN sino que toda nuestra cultura empezó en ese mismo lugar. Wangari Maathai, es una ambientalista keniata y Premio Nobel de la Paz:

Hasta ahora pareciera que la información que tenemos nos dice que provenimos de algún lugar del este de Africa. Y, por supuesto, para mucha gente esto puede ser sorprendente porque estamos acostumbrados a ser divididos en lineas étnicas o raciales, y miramos todo el tiempo por las razones que nos hacen ser diferentes unos de otros. Puede ser sorprendente para nosotros tomar consciencia de que nuestras diferencias son muy superficiales, como el color de la piel o de los ojos, o la textura de tu cabello, pero que esencialmente todos provenimos del mismo tallo, del mismo origen. Por eso pienso que en la medida en que continuemos comprendiendonos a nosotros mismos y en esa medida apreciando al otro, tomando conocimiento de un común origen, seremos capaces de librarnos del montón de prejuicios que albergamos en el pasado”

Oyendo las noticias en la radio es fácil imaginar un mundo dividido en tribus rivales y civilizaciones en competencia. Por eso es bueno, esencial de hecho, recordar que la idea de una común humanidad no es solo un sueño ilustrado, sino una realidad genética y cultural. Y eso es algo a lo que veremos una y otra vez en este programa.

Nuestro próximo objeto es una herramienta que la gente llevaba con ella cuando dejaron Africa por primera vez, comenzando su expansión a lo largo del mundo. Ella fue, muy propiamente, llamada la Navaja Suiza de la Edad de Piedra… : El hacha de mano.

Notas:

iIndustria lítica. Ver en http://es.wikipedia.org/wiki/Industria_l%C3%ADtica

iiArzobispo Ussher. Ver en http://es.wikipedia.org/wiki/James_Ussher

Episodio 1 – La momia de Hornedjitef.

Episodio 1 – La momia de Hornedjitef. Momia de Hornedjitef (3ra centuria a.C). Un ataúd de madera de Tebas, Egipto. 

A History of the World in 100 Objects, producción del British Museum y de la BBC. Link del programa, grabación en inglés y fotografías de los objetos comentados: http://www.bbc.co.uk/ahistoryoftheworld/objects/sogITE3FSKStlk12qd2W3w)

Episodio 1 Mummy of Hornedjitef

Lo que oyen es el sonido del pasado -de hecho, es el sonido de un fantasma-: el inquietante pulso magnético -todo lo que queda de una inmensa estrella-, que podemos oír todavía gracias al Centro de Astrofísica Jodrell Bank(1). La explosión que mató esa estrella fue tan intensa que fue vista a plena luz del día a lo largo de Europa, Norteamérica y China, en el verano del año 1054(2), hasta el extremo de que ese año fue el nombre con el que se la conoció en Europa(3). ¿Cómo era nuestro mundo entonces, mientras hombres y mujeres de todos sitios, como fuera que contaran los años, miraban al cielo, a esa estrella moribunda que ellos entonces podían ver -y nosotros todavía podemos oír?. Pues bien, un millar de años atrás las pirámides empezaban a tomar forma sobre el rio Mississippi; los primeros billetes bancarios circulaban en China; una magnífica Bagdad era la más grande ciudad del mundo; en el oeste de Africa, Ghana gobernaba un vasto imperio, y en una fría isla del norte de Europa una desagradable sorpresa aparecía en el horizonte de un rey llamado Harold.

En estos programas viajaré atrás en el tiempo, y a lo largo del mundo, para ver cómo los humanos alrededor de dos millones de años atrás dimos forma al mundo mientras éramos formados por el. Y contaré esa historia exclusivamente a través de objetos hechos por el hombre… toda una suerte de “cosas”, algunas de las cuales fueron cuidadosamente diseñadas, admiradas y preservadas, y de otras que fuero usadas o rotas o tiradas a la basura. Hemos elegido solo un centenar de objetos, procedentes de diferentes extremos de nuestro viaje -desde una olla a un galeón de oro, desde una herramienta de la Edad de Piedra a una tarjeta de crédito-, y en cada programa hablaremos sobre uno de esos objetos, todos pertenecientes a la colección del Museo Británico.

“Cuando lo vi, inmediatamente pensé en la maestría de tecnología y arte, en la intima unión de ambos…”

“Pensé que era hermoso de mirar, que me hacía sentir que era usado y usado una y otra vez…”

“Es un bello objeto, y fascinante, por supuesto, porque probablemente es muy preciso…”

“Con esto puedo sentir lo que era salir por la sabana africana…”

En nuestro camino, iremos hasta los primeros orígenes de la historia humana, pero no empezaremos allí. Hoy, yo quiero empezar con las momias, que es donde empecé la primera vez que crucé las puertas del Museo Británico en 1954 a la edad de 8 años, y que es donde pienso que empiezan la mayoría de los visitantes en su primera visita al museo, y a donde con toda seguridad, la mayoría de los niños que oís a mi alrededor se dirigen. Lo que me fascinaba por entonces eran las momias en si mismas, esa horripilante y emocionante imagen de los cuerpos muertos… pero ahora en cambio estoy mucho más interesado en sus ataúdes. Y para este primer programa he escogido uno en particular, porque este ataúd trae hasta nosotros todo tipo de diferentes mensajes a través de los milenios, de cosas que comunicarnos como si se tratara de señales desde el pasado, y que son el tipo de mensajes que voy seguiremos buscando en todos los objetos de esta serie.

Contar la historia a través de objetos, se trate de un ataúd de momia o de una tarjeta de crédito, es el cometido para el que fueron hechos los museos; y como el Museo Británico ha coleccionado objetos de todo el mundo, no parece un mal sitio para intentar contar una historia del mundo. Obviamente ella solo puede ser “una” historia del mundo, no “la” historia del mundo. Cuando la gente viene al museo elige sus propios objetos y hacen su propio viaje alrededor del mundo y a través del tiempo. Pero pienso que lo que ellos rápidamente encuentran es que sus propias “historias” rápidamente intersectan con las de todos los demás, y que cuando ello ocurre no obtienes solo la historia de un pueblo particular o nación, sino la historia de sus infinitas interconexiones. Nadie ha pensado más profundamente acerca de esto que el economista indio y Premio Nobel Amartya Sen:

“Pienso que es verdaderamente importante reconocer que, cuando observamos la historia del mundo, no estamos viendo la historia de diferentes civilizaciones, truncadas y separadas unas de otras. Ellas han tenido un inmenso número de contactos, de interconexiones. Por eso, siempre sentí que había que pensar la historia del mundo no como la historia de las civilizaciones, sino como la historia de las -interconexiones de las- civilizaciones del mundo en a menudo similares o diversos modos, pero siempre interaccionando unas con otras. Y esto es una muy diferente manera de ver el conflicto de civilizaciones al que nos enfrentamos desde hace unos años atrás, así como un modo diferente de entender la “enemistad” en el mundo. La enemistad no ha sido el modo general de relaciones entre la gente a través de la historia del mundo”.

La mayoría de nosotros piensa que si volviéramos al museo que visitamos cuando chicos, tendríamos la sensación de que nosotros somos los que hemos cambiado enormemente, mientras las “cosas” se han mantenido siempre serenamente estables… pero por supuesto, eso no es lo que verdaderamente ha ocurrido. Y gracias a las constantes investigaciones, y a las nuevas técnicas científicas, lo que sabemos acerca de ellas está en permanente crecimiento.

Echemos un vistazo a uno de los más impresionantes ataúdes de momias del Museo Británico. Este fue realizado alrededor del 240 BC para un sacerdote egipcio de alto rango llamado Hornedjitef. Por un lado, tenemos una caja maciza exterior negra en forma de cuerpo humano, por otro una caja interior elaboradamente decorada, y dentro de esta, la momia. Todo lo que sabemos sobre Hornedjitef lo sabemos exclusivamente por este grupo de objetos. Se podría decir que él es su propio documento, y se trata de un documento que continúa entregando cada dia sus secretos. A mi colega John Tylor, quien ha estado investigando momias en el Museo Británico durante 20 años, le pregunté qué habíamos aprendido acerca de Hornedjitef, desde que él llegó al museo:

“Cuando él llegó al museo en 1835, la escritura jeroglífica acababa de ser descifrada, por lo que el primer paso importante fue leer todas las inscripciones de estos ataúdes, que nos dirían quién era, cuál era su trabajo, y algo sobre el trasfondo religioso que el conocía”.

El fue un sacerdote del templo de Karnak alrededor del 250 BC. Como todos los egipcios, creía que si su cuerpo era preservado podría vivir más allá de la muerte. Pero antes de alcanzar la otra vida debería acometer un azaroso viaje, para el que necesitaba prepararse con sumo cuidado. Para ello, llevó consigo magias, amuletos y hechizos para atender todo tipo de eventualidades; y en la tapa de su ataúd interior hizo pintar un mapa del cielo, extendido sobre el, que le ayudase en la navegación. De hecho, Hornedjitef había encargado en su ataúd su propio cielo y su propia máquina del tiempo. Este elaborado ataúd que le permitiría navegar a través del tiempo y del espacio, gracias a su meticulosa preparación, nos ha permitido a nosotros viajar en la dirección opuesta, regresando hacia él y su mundo.

“En los últimos 20 años ha habido grandes pasos en la reunión de información. Así, hoy miramos el estado de los cuerpos escaneándolos en forma no invasiva. Ello nos permite examinar los dientes con gran detalle, ver su uso, desgaste y enfermedades sufridas. O estudiar sus huesos, y ver por ejemplo que Hornedjitef padecía una artritis en su espalda que pudo resultarle muy dolorosa” (John Tylor)

Pero los avances científicos del último par de décadas nos han permitido descubrir mucho más que el mal de espalda que sufriera Hornedjitef. Si las palabras escritas en su ataúd nos hablaban sobre su lugar en la sociedad, y sobre lo que esa sociedad creía respecto de la vida después de la muerte, las nuevas técnicas científicas nos llevaron un paso más allá, y por medio del análisis de los materiales con que fueron construidos momias y ataúdes pudimos ver cómo Egipto estaba conectado con el mundo que le rodeaba.

“Pero también podemos ver las substancias que fueron usadas en la momificación, testarlas, ver su composición química, y encontrar no solo qué materiales eran, sino su procedencia. Hoy podemos comparar esos inventos químicos con substancias encontradas en diferentes partes del Mediterráneo, y comenzar a reconstruir la red de tráfico de mercancías que suministraba esos productos a Egipto. Algunas de esas momias tienen betun sobre su superficie -una sustancia alquitranada negra- y por análisis de su composición es posible trazar su fuente -que hoy sabemos provenía del Mar Muerto. Toda esa información ahora va rellenando las lagunas que los textos no nos decían” (John Tylor)

Y por supuesto, no es solo el ataúd de Hornedjitef quien nos dice cada día más y más. Todos los objetos que iremos viendo en esta serie van progresivamente liberando información a medida que los estudiosos encuentran nuevos modos de examinarlos.

La mayor parte del material que Hornedjitef tenía consigo fue diseñado para guiarle a través de gran viaje a la otra vida, con mapas estelares y frases que le ayudarían a superar todas las previsibles dificultades. Lo único que su mapa estelar quizás no predijo, fue que a la larga acabaría en el Museo Británico. Francamente, la perspectiva de Bloomsbury podría no haberle sido muy agradable, pero el hecho es que él y sus posesiones acabaron aquí de todos modos. Cuestiones como estas surgen frecuentemente: ¿a dónde pertenecen las cosas que recibimos del pasado? ¿siempre deben exhibirse en el lugar donde fueron construidas? Volveremos una y otra vez sobre este asunto en distintas ocasiones, a lo largo de los diferentes programas, pero yo pregunté a la escritora egipcia Ahdaf Souief sobre cómo ella se sentía respecto de ver tantas antigüedades egipcias tan lejos de casa:

“En ultima instancia, probablemente no es mala cosa tener obeliscos, piedras y estatuas egipcias esparcidas por todo el mundo. Ello puede recordar las épocas del colonialismo, es verdad, pero también recuerda al mundo una común herencia. Y esa idea de un pasado común es la que deviene más y mas evidente e importante para mi, tanto más cuanto más tiempo paso trabajando en el Museo Británico. Personalmente, pienso que nada hay tan importante hoy como pensar sobre que la historia del mundo es una historia compartida.

Si yo pudiera diseñar un programa de educación universal, haría que cada niño del mundo aprendiese una breve historia del mundo centrada en los elementos comunes. Ello mostraría cómo la gente percibe sus relaciones con los otros, con el planeta y con el universo, y mostraría la historia humana como una suerte de proyecto en marcha, inacabado y conjuntamente articulado, en la que un montón de gente se levanta donde otros tuvieron que dejarlo” (Ahda Soueif)

Empezamos este programa con el sonido de una estrella, cuya explosión fue vista a lo largo de medio mundo alrededor del año 1066. Pero la historia de gentes que construían objetos empezó cerca de 2 millones de años más atrás. Y una vez más, el radiotelescopio puede permitirnos sintonizar el eco de otra estrella agonizante, una que nuestros ancestros, hace cerca de dos millones de años pudieron ser capaces de ver. Pero llegados a este punto de la historia, todos nuestros ancestros vivían en Africa.

Y si en ese momento, 1,8 millones de años atrás, usted hubiera estado mirando la explosión de esa estrella en el Valle Rift, en el Este de Africa(4), usted también habría oido el sonido de las primeras manos humanas creando el más antiguo objeto conocido, manufacturado por humanos. Aquellas manos dieron forma a unas herramientas de piedra que representan el primer paso en ese gran viaje de dar forma a nuestro mundo. Y para mi, ese hacer cosas y empezar a depender de ellas, es lo que nos aparta de todos los demás animales y, en definitiva, nos vuelve en los seres humanos que somos hoy en día. Y, esa, una de las primeras herramientas de piedra, es de la que vamos a hablar en el próximo programa.

 

Notas:

1 Observatorio Jodrell Bank. Ver en: http://es.wikipedia.org/wiki/Observatorio_Jodrell_Bank

2 La explosión de una estrella supernova ocurrida en el año 1054 quedó registrada en la inscripción prehispánica de Tuitán en Durango, México. Ver en : http://terraeantiqvae.blogia.com/2008/012901-la-explosion-de-una-estrella-supernova-ocurrida-en-el-ano-1054-quedo-registrada-.php

3 Supernova (SN) 1054. Ver en: http://es.wikipedia.org/wiki/SN_1054.

4 Valle del Rift. Ver en http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Valle_del_Rift