Episodio 5 – Punta de lanza de Clovis.

Episodio 5 – Punta de lanza de Clovis.

Punta de lanza de Clovis (fabricada aproximadamente 13.000 años atrás). Punta de lanza, de piedra, encontrada en Arizona.

(Link al programa, grabación, texto en inglés y fotografías de los objetos: http://www.bbc.co.uk/programmes/b00pwn7t)

Episodio 5 - clovis spear point

Imagínelo. Ud. se halla en medio de un paisaje verde, tachonado de árboles y matorrales. Forma parte de un equipo de cazadores, que acecha silenciosamente una manada de mamuts. Uno de ellos, espera, será la cena. En sus manos, una ligera jabalina acabada en afilada y puntiaguda piedra. Se acerca a un mamut, arroja la jabalina y falla. El mamut rompe la lanza bajo las patas. Ud coge otra, y avanza, pero deja tras de si -sobre la tierra- algo que con el paso del tiempo devendrá para nosotros un mensaje: miles de años después de que el mamut pisara su lanza, otros seres humanos encontrarán esa punta de lanza y sabrán que sus ancestros estuvieron allí mucho antes de lo que nadie hasta entonces había imaginado.

 «Se ve tan pequeña, tan solo dos o tres pulgadas de longitud» (Michael Palin)

«Estas eran gente en movimiento, exploradores, y puedo sentir algo de empatía, puedo sentir que debieron haber sentido al entrar en una tierra sobre la que nadie había oído hablar, en la que nadie había estado antes que ellos» (Profesor Gary Haynes)

Estamos en 13.000bp, en América. Cosas tiradas o perdidas pueden decirnos mucho más sobre le pasado que cualquier otro objeto cuidadosamente preservado para la posteridad. Son objetos rotos, que cuentan historias conmovedoras. Esos objetos mundanos, descartados cada día como basura, pueden definir mucho mejor las características del genero humano que las grandes obras de arte. Y esta modesta pero esencial pieza arqueológica puede ponernos ante una de las más importantes narraciones de la historia de la humanidad. Concretamente en este programa, nos mostrará cómo los humanos modernos, los fabricantes y artistas que hemos estado siguiendo a lo largo de la semana, consiguieron apoderarse del mundo entero. Cómo, tras poblar Africa, Asia, Australia y Europa, consiguieron llegar finalmente a América.

En la galería «Norteamérica» del British Museum, entre magníficos tocados de plumas y totems, tenemos un muy interesante trozo de basura. Es la parte final de un arma mortal; solo la punta, pues el asta desapareció hace largo tiempo. Esta punta de lanza está construida en duro pedernal. Su tamaño es como el de un teléfono pequeño y delgado, en forma de una larga hoja. Su punta todavía está intacta y afilada; la superficie de ambas caras, bellamente ondulada. Y vista de cerca muestra marcas de fabricación en forma de escamas cuidadosamente desconchadas. Es un objeto de tacto adorable, aunque muy bien adaptado a su propósito letal. Un objeto bello y mortal.

Esta punta de flecha plantea muchos problemas, pero el más sorprendente es que fuera encontrada en América. Durante la mayoría de nuestra historia, los seres humanos estuvimos anclados en Africa, Asia y Europa. Por lo que la primera pregunta que surge es¿ cómo llegó a América la gente que hizo esta punta? ¿quiénes eran?.

Aclaremos que nuestra punta de lanza en absoluto es un objeto singular, único; por el contrario es solo uno entre los miles encontrados a través de Norteamérica, Alaska y Méjico. Se las conoce como «puntas de Clovis», tras que en 1936, en una pequeña ciudad del estado norteamericano de Nuevo Méjico, fuera descubierta al lado de huesos de animales muertos. Los fabricantes de estas puntas de piedra, la gente que cazaba con ellas, recibieron el nombre de «gente de Clovis».

El descubrimiento de Clovis representó un salto adelante en nuestra comprensión de la historia de América. Estas puntas de lanza son la evidencia de sus primeros seres humanos. Idénticas puntas fueron encontradas desde Alaska a Méjico y de California a Florida mostrando que esas gentes fueron estableciéndose en pequeñas comunidades, a medida que la Edad de Hielo tocaba a su fin, aproximadamente 13.000 años atrás.

¿Realmente fueron las gentes de Clovis los primeros americanos? El mayor experto en esté periodo es el profesor Gary Haynes:

«Hay algunos hallazgos que probarían que hubo gente en Norteamérica antes de que estas punta de Clovis fueran fabricadas (13.000 años atrás), pero la mayoría son discutibles. Clovis parece ser la primera población. Excave donde se excave, los niveles del fondo del yacimiento arqueológico acaban en los 13.000 años, y si hay artefactos, serán de Clovis o relacionados con Clovis. Por lo que parece que ahí está el foco de las primeras migraciones que acabaron ocupando todo el continente, deviniendo los ancestros del moderno americano nativo. Clovis colonizó primeramente el norte de Norteamérica, y desde allí el resto del continente. Y los estudios genéticos prueban concluyentemente que los americanos nativos proceden del noreste de Asia.»

Arqueología, ADN y el grueso de la academia, dicen que efectivamente los americanos llegaron a América desde el noreste de Asia hace menos de 15.000 años. Pero reescribir la historia de esta manera nos lleva al choque con creencias profundamente arraigadas. La historiadora Gabrielle Tayac, india Piscataway, que trabaja para el Museo Nacional de Indios Americanos Smithsonian, estudia cómo los americanos nativos reaccionan contra esa nueva narrativa de la ciencia:

 «Es un ataque contra sus creencias constituyentes… Respecto de su relato de la creación, hay gente que cree firmemente que emergieron de la tierra, o que cayeron del cielo, o que se desarrollaron sobre la espalda de un escarabajo de agua, dependiendo de su origen … La religión americana nativa fue reprimida durante mucho tiempo, y la gente se ha vuelto muy protectora de ella. Para algunos nativos, aunque no sean todos, los hallazgos científicos sobre su origen que contradicen lo que ellos creen, o su tradición oral, pueden percibirse como un intento de invalidar las tradiciones nativas.»

40.000 años atrás, humanos como nosotros se esparcieron desde Africa sobre la totalidad de Asia y Europa, cruzando mares hasta Australia. Pero no habían conseguido poner pie en América, algo que necesitaría previamente de grandes cambios climáticos. La Edad de Hielo (20.000 bp) resolvió este problema: acumuló grandes masas de agua en láminas de hielo y glaciares, bajando el nivel del mar, y haciendo que el mar entre Rusia y Alaska (lo que hoy llamamos el Estrecho de Bering) se volviera un ancho y fácilmente transitable puente de tierra. Animales (mamíferos, bisontes y renos- emigraron al lado americano, y tras ellos los cazadores humanos que les perseguían. El camino hacia el sur, hacia el interior del resto de América, sería un corredor libre de hielo entre las Montañas Rocosas (del lado del Pacífico) y el vasto continente de hielo que cubría Canada al otro.

Cuando 15.000 años atrás el clima volvió a calentarse, una gran cantidad de animales, siempre seguidos de sus humanos cazadores, atravesaron ese corredor hasta alcanzar las ricas praderas de caza de lo que hoy es EEUU. Este sería el nuevo mundo americano de las puntas de Clovis. Claramente, era un entorno inmejorable para esos osados humanos que avanzaban desde el norte de Asia. Pero visto desde la perspectiva del mamut la cosa podía resultar no tan prometedora. Las ondulaciones en las caras de la punta de Clovis, que por cierto la hacen tan hermosa, producen un gran desangrado en cualquier animal que pinche. Ud no necesita hacer un disparo mortal, ni dar en un órgano vital. Basta con hacer blanco donde sea, y la víctima perderá sangre debilitándose gradualmente hasta que Ud la alcance y pueda con toda facilidad liquidarla. De hecho, para el 10.000 BC, todos los mamuts y muchos otros grandes mamíferos ya habían sido exterminados. Cuánto de esta extinción es responsabilidad de la gente de Clovis es cuestión de debate, aunque Gary Haynes piensa que si:

«Pienso que hay una conexión directa entre la aparición de gente y la desaparición de algunos de los grandes mamíferos -si no de todos- en Norteamérica. Es más, podemos trazar esa conexión a través del mundo. Donde nunca había habido población humana antes, de forma casi invariable,  cuando llega el homo sapiens sapiens los grandes mamíferos desaparecen -o merman en gran proporción. En Norteamérica, esto afectó a dos tercios o tres cuartas partes de ellos.»

Para el 12.000 bp la gente de Clovis y sus descendientes no solo se habían esparcido por el norte de América, sino que habían alcanzado los puntos más australes de Sudamérica. No mucho antes de esto, el calentamiento del clima y el deshielo habían hecho subir el nivel del mar, inundando el puente de tierra con Asia. Ya no había marcha atrás. Por lo que durante los siguientes 9.000 años, de hecho hasta el contacto con los europeos en el siglo XVI, las civilizaciones de América debieron desenvolverse por si mismas. Así, hace 12.000 años alcanzamos un hito en la historia humana: con la excepción de las islas del Pacífico, los seres humanos habíamos colonizado ya la totalidad de la tierra habitable. Pareciera que estamos diseñados para permanecer en movimiento, para desear siempre más, para buscar qué es lo que hay tras la siguiente colina. El periodista y viajero Michael Palin ha pisado buena parte del globo ¿Qué cree él que nos impulsa a ello?

«En lo que a mi respecta, siempre fui inquieto y, desde muy pequeño, estuve interesado  en dónde estaba, en qué había más allá del horizonte, en que había al volver la siguiente esquina. Cuanto más estudias la historia del  homo sapiens, te das cuenta de que todo en él es movimiento, desde la primera vez que decidió dejar Africa. La inquietud parece ser un factor muy importante en el modo en el que los humanos ocupamos el planeta. Pareciera que no conseguimos nunca sentirnos establecidos, satisfechos, aunque pensemos que si. Por el contrario, seguimos buscando dónde hay algo mejor, un lugar más cálido o más placentero. Quizás sea ese un elemento, un elemento espiritual, de esperanza, de expectativas en todos nosotros. Es como si, estando donde estemos, siempre vayamos en busca de lo maravilloso. Es la eterna búsqueda del paraiso, la búsqueda de la tierra perfecta. Tal vez sea eso lo que está detrás de todo ello, todo el tiempo».

La esperanza, como definición de lo humano. ¿No sería una manera alentadora de terminar esta primera semana de nuestra historia del mundo? Lo que para mi ha sido más destacable en este largo viaje de dos millones de años, es el constante esfuerzo humano por hacer las cosas mejor, por hacer herramientas que eran no solo más eficientes sino también más hermosas, por explorar no los entornos naturales y las ideas, por esforzarse siempre en la dirección de lo desconocido. Los objetos vistos han trazado un camino desde herramientas simples de supervivencia -no tan diferentes a las que cualquier otro animal podría usar-, hasta la genialidad del arte y los orígenes de la religión.

La próxima semana veremos cómo, alrededor de 10.000 años atrás, fuimos capaces de empezar a transformar la naturaleza, dando origen a la domesticación. Un proceso en el que no solo cambiamos el paisaje, sino que también cambiamos las plantas, los animales -y sobre todo- a nosotros mismos. Y me centraré en dos de nuestros pasatiempos favoritos: la comida y el sexo.

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