La mentira de los fondos privados de pensiones

Durante la crisis (estafa) anterior, la de la burbuja del 92, al gobierno de entonces (pseudosocialista) se llenaba la boca con eso de que el sistema de pensiones era «insostenible» (ya veis, qué tiempos) y que había que aportar a fondos de pensiones para asegurarse la vejez…

Yo, entonces era, un chaval, joven e ignorante (ambas cosas mucho más que ahora, que ya es decir), y ante los mensajes apocalípticos, los miles de pagarés devueltos, el paro galopante, los GAL, los Ruiz Mateos, los Mario Conde, los hermanísimos, y la escolarización de la práctica totalidad de los churumbeles del gobierno nacional y autonómico en colegios privados (y religiosos, porque a los laicos solo van los ricos de verdad, no los advenedizos)… voy y le pregunto a mi padre, siempre tan sabio, coherente, inteligente, en suma, … vivido:

– Papá, ¿vos qué harías? ¿Me hago un fondo de pensiones?

Mi papá me llevó hasta una sucursal bancaria, y señalando a un señor trajeado con bigotes detrás de un vidrio blindado me dice:

– Si piensas que el Estado no va a ser capaz de responder en el futuro al pago de las pensiones… ¿qué te hace pensar que ese señor, de aspecto tan honrado y amable que ves detrás del mostrador, va a estar allí dentro de 30 años para devolverte todo el dinero que le hayas dado, centavo a centavo, durante el resto de tu vida?

Hace mucho ya que los Reyes Magos trabajan en Lehman Brothers. Y, qué queréis que os diga: 30 años, son muchos años. En la Historia de la Humanidad seguramente son un suspiro… pero en la vida de un pobre son una eternidad, sobre todo si hay que vivirlos en la miseria.

El siguiente artículo, muy recomendable, nos habla de algo que a mi siempre me resultó de lo más interesante:

¿cómo se diseña una acción criminal, de manera que consigas hacer cómplice de la misma a las propias víctimas?

Eso evidentemente no cualquiera lo consigue, y seguramente como poco hay que pasar por Harvard (o similares).

«Resulta enormemente paradójico que sean los propios ahorros de los trabajadores, materializados en los fondos de pensiones -especialmente los de aquellos países en que las pensiones públicas están externalizadas-, manejados por las entidades financieras y a través de los mercados, los que presionen para desarmar el Estado social e imponer las condiciones económicas más regresivas.»

 

ATTAC 21 julio 2013  por Juan Francisco Martín Seco.

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