Un editorial infame: «El preconcurso de Fagor muestra la incapacidad de reacción del cooperativismo ante la recesión»

Es difícil imaginar un editorial más cínico y sinvergüenza que el publicado hoy por El Pais. No obstante lo cual confío en que se superarán, y en que nos seguirán regalando más y mejores perlas de manipulación y engaño como esta. Son los frutos que da la senda panfletaria neocon que emprendió ese periódico cuando aceptó, dejando de lado todo escrúpulo, ser la vietnamita local del sector financiero internacional (eso que se llama eufemísticamente los «mercados»).

El argumento del Editorial, que no tiene desperdicio, es el que sigue:

La cooperativa Fagor fue el «ejemplo más convincente de que el cooperativismo vasco era una vía posible hacia el éxito económico (…) ha sido una imagen triunfal. Hasta que Fagor, dañada por el desplome del consumo y obligada a cerrar plantas por no pagar a los proveedores, ha entrado en preconcurso. (…) El estallido de la burbuja inmobiliaria, lógicamente, arrastró en su caída al mercado de electrodomésticos. A pesar de tan malas perspectivas, el grupo no reaccionó con la presteza debida para ajustar plantillas, prescindir de actividades con escaso valor añadido o cerrar rápidamente plantas de producción abiertas durante un periodo de expansión internacional que ha resultado un error estratégico. Hoy no se puede competir en la fabricación de lavadoras solo con calidad técnica y know how. La defensa del empleo, núcleo ideológico del cooperativismo, es un argumento muy débil para explicar la parálisis de la dirección. Fagor necesitaba un plan de salvación en 2009 o 2010 y quizá, de haberse aplicado entonces, el empleo se hubiera conservado. «

O sea, que:

  • El modelo cooperativo (diseñado para reducir costes de producción y aumentar la competitividad en una economía capitalista industrial de mercado nacional) no es competitivo (en una economía capitalista financiera globalizada), … vaya.
  • El intento de salvar empleo no es una política realista… y si se quiere salvar la «fabrica» hay que sacrificar los empleos… como si una «fábrica», mejor aun, una cooperativa, tuviera sentido más allá de los empleos, la estabilidad, la calidad de vida, el volumen de riqueza que genera, su redistribución y la calidad del trabajo que produce… Vamos, como si la «fábrica» fuera un ente metafísico distinto de los elementos y relaciones que la componen… vaya.
  • Si se «hubieran» sacrificado empleos hace unos años, hoy se «habrían» salvado empleos; interesante contradicción escolar en una frase que encierra todo el cinismo del artículo. Las «leyes de la naturaleza», no las humanas, nos obligan a elegir entre sacrificar empleos «antes» o sacrificar empleos «después», sin más alternativas que engordar o adelgazar plantillas para ser competitivos en una economía globalizada y sin reglas… vaya, eso suena más a una «selva» que a un «mercado». Y el matiz es importante, porque mientras yo preveo ir a un mercado a negociar y a competir, a la selva voy a quedarme con lo que pueda y a salvar mi vida, quitando a los demás lo que me haga falta. Parece lo mismo pero no lo es, verdad?. ¿Para qué necesitamos del Estado si estamos en una «selva»? Para partirnos la cara con unos cuantos neocones psicópatas no nos hace falta ni ayuda ni Estado: el Estado nos sirve justamente para evitarnos llegar a eso, con lo que todos ganamos, nosotros en humanidad y los psicópata en longevidad.

y por fin, la ultima perla que brilla entre todas:

  • «Hoy no se puede competir en la fabricación de lavadoras solo con calidad técnica y know how». Ahhhhh, no? :( ¿la calidad del producto, la calidad de la mano de obra y la reinversión constante del capital en la cadena productiva no son bastantes para competir??????????? ¿y lo que está en cuestión es el «modelo cooperativo» ??????????????????????????? jajajajajajajaja

No hombre, no, lo que viene a contar el cuento, su moraleja, es que lo que no funciona es el modelo económico de capitalismo financiero globalizado.

El modelo cooperativo fue el último intento de la socialdemocracia por adaptarse a las reglas de juego capitalista (cuando el capitalismo era nacional e industrial) y competir contra el capitalismo con sus mismas armas y reglas de juego. Todo ello, con la sana y loable -y visto lo visto, ingenua- intención de evitar una revolución sangrienta, y llegar al socialismo desde la organización obrera y la pedagogía social y democrática, sin tener que tirar de guillotina. Pero el capitalismo, insaciable pero paciente, jugó con las reglas de juego todo lo que quiso, con la educación, la legislación, los medios de comunicación, la propaganda, la separación de poderes; pero sobre todo jugó con las reglas de juego internacionales, donde más campo abierto tenía, hasta hacer inviable cualquier modelo productivo de economía real que no pasara por su dependencia de la economía especulativa y del control financiero.

El preconcurso de Fagor lo que pone en cuestión no es el modelo cooperativo, como dice el cínico editorial, sino el modelo económico capitalista, y nuestro modelo político, nuestro modelo de Estado y nuestro pacto de convivencia.

Pero todo eso quizás sea demasiado extravagante como para que lo consideren y sopesen los sicarios de los mercados, aunque en este caso digan que son periodistas.

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