Una escriptura delirant des de fora del refugi

Més val construir el futur que patir-lo.                                     Eduardo Galeano

Podem seguir fingint que no passa res? Podem tornar a girar el cap a la memòria com als ossos de la Guerra (in)Civil? És clar que podem, continuem fent-ho, però… fins a quan?

El filòsof Fernando Bárcena va dir que obrir-se a les qüestions que fan pensar és un exercici que comporta un cert risc, una sorpresa, una passió. L’exercici d’un determinat tipus d’escriptura és precisament això: un deliri que permet tornar a l’inici com a experiència del des-començament. És llavors quan em pregunte: ens donarà temps a tornar a l’inici ara que aquest temps nostre s’ha convertit en una fàbrica de mort disfressada de refugiats que vénen de Síria? M’agradaria respondre que sí i imaginar que el temps no és només una espècie de memòria viatgera amb un estómac i un cor mecanitzats (ja, ni tan sols, un rellotge relatiu), sinó una exposició davant de l’esdevenir, no del que ens està envaint.

Avui hem tornat a desdejunar-nos amb les maquinàries de la mort, però aquestes ja no assassinen amb rapidesa, tot i que encara continuen sent molt discretes. S’han allunyat de les màquines de “la nova ètica de la mort legal” (com les va anomenar M. Foucault), encara que són igual de letals. Ara com ara són les imatges d’alguns protagonistes (escollits) d’un conte sinistre amb un narrador políticament omniscient que no els dóna ni el dret a intervenir. Ara les màquines visuals són la transició cap a un llenguatge sota el qual el subjecte està exclòs; les cançons de bressol de pa i ceba ara tenen sabor de pinya emmordassada de xiquet mort riba mar.

Per aquesta raó hi ha el llenguatge: pura exterioritat desplegada a força de lluita, i de la lluita ve la curació. No deixem que els seus cossos mossegats es fabriquen com si foren qualsevol imatge impactant amb la qual obrir un informatiu, deixem de llegir-los com si foren la política d’una història comuna. L’autor va ser assassinat segons els crítics del segle XX, però no permetem, almenys, deixar de creure en l’ordre de l’esdeveniment. Alguns personatges d’aquesta història mantenen la veu amb la qual donar el seu testimoniatge. Ells no són escriptors, només aspiren a ser persones amb dret a dir sense narradors que s’aprofiten de les noves teories literàries o mitjans de comunicació.

Som molts els culpables, molts més que les víctimes. És cert, sembla que s’ha mort l’autor, però encara podem lluitar per les cendres de la veu.

Yasmina Galán Pons

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Yasmina Galán Pons (Gandia, 1980) es licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de València y profesora de enseñanza secundaria en Alicante. Entre sus publicaciones se encuentran la plaquette «Alas de mariposas» (Mar de letras, 2002), «En dos tiempos» (Edicions 96, 2003), «Versos de ida y vuelta» (Debes, 2004), así como artículos críticos y de investigación.

Trabajo garantizado + Renta Básica + Reparto de trabajo.

Las tres caras de la misma moneda: las condiciones individuales para la emancipación de la clase trabajadora.

¿Las condiciones sociales?: muchas, pero muy sencillas. Eliminación del fraude fiscal, progresividad fiscal hasta límite confiscatorio (ingresos individuales máximos) igualando la renta de las empresas a la de las personas físicas, penalización impositiva a la economía especulativa, sacar del mercado los bienes estratégicos y de subsistencia que ponen en peligro la soberanía alimentaria, energética y tecnológica (energía, agua, minería, tierras de cultivo, alimentación, vivienda) incluidos sanidad, pensiones, educación y justicia. Y lógicamente, la investigación, a través de las universidades, pública y al servicio de la sociedad.

Y República, claro, república, federación territorial y municipalismo, qué tontería. Igualdad formal, salvo discriminación positiva que compense el desigual acceso a los recursos provocado por la desigualdad material. Imperio de la Ley, separación de poderes y libertad de información. Qué burgués y caduco suena todo, sin duda, ¡pero qué bajo hemos caído!

¿Se quiere? Se puede.

Ahhhh ¿Que todo o parte de «eso» puede ser «incompatible» con el «euro»…? Vaya. Pues el «euro» se lo tendrá que hacer mirar, es decir, si quiere estar al servicio de las personas o de su explotación. Esto y no aquello, es lo incompatible.

Solo nos queda saber si somos de «izquierdas» o de «derechas», de forma consecuente y sin vergüenza. Para todo lo demás, trabajo y pedagogía.

 

Valencia, 25 de abril de 2015

(https://www.facebook.com/yacumino/posts/10205443336176737)

De peces, pollos y cerdos

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De peces, pollos y cerdos.

Asi, sin insultar.

Cuando digo que estamos gobernados por psicópatas, a sueldo de criminales, no es una metáfora… es solo un pequeño eufemismo destinado a no herir la sensibilidad del público infantil.

Media docena de grupos controlan el 90% de la cadena de producción-comercialización-distribución del pack energía-farmacia-armas-drogas-agua-alimentación-información …

Eso es PODER (casi fálico, y a veces sin «casi»), y no ese otro, cutre y grasiento (aunque cada vez menos) de la «soberanía popular».

Ante eso, los más solo quedamos como meros cómplices pasivos (espectadores) cuando no activos, ya que desde la ignorancia, la impotencia o la ambición, en nombre del «realismo», algunos participan incluso con entusiasmo. Y dado que ser analfabetos funcionales o psicópatas no es privilegio de la cúspide de la pirámide alimenticia, ni garantía para permanecer en ella, sino que son virtudes que se distribuyen como el agua, naturalmente según capacidades, habilidades y necesidades; el resultado es que hasta entre criminales hay clases sociales, motivo por el cual ser víctima no es sinónimo de ser inocente.

Pero bueno, yendo al pollo: visto lo conocido, y solo vislumbrando lo que todavía nos ocultan… yo me haría vegetariano, pero me temo que tampoco haya ya muchas garantías de no estar comiendo transgénicos y pesticidas … o cualquiera otras cosas peores de las que mejor no hablar. Vamos, que habrá que mirar con lupa el frigorífico. Al menos los que aun tenemos el privilegio de tenerlo medio lleno.

 

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Link a la noticia:

Los peces comerán pollo y cerdo

Las piscifactorías podrán usar a partir de junio piensos con proteínas de animales no rumiantes. Una práctica que genera recelos tras las «vacas locas»

(ABC L. DANIELE/C. GARRIDO / MADRID Día 07/02/2013 – 02.57h)

De inmigración ilegal y desobediencia civil

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De inmigración ilegal a desobediencia civil
Por Ana I. Fornés Constán (Rebelión, 03-01-2013)

 

En efecto, que ninguna persona es ilegal es algo perfectamente accesible desde el pensamiento ordinario, emana de nuestro sentido común. Pero lo que no nos es tan inmediato es que las migraciones en si lo puedan o no ser. Migrar, como cualquier actividad propia que le es al ser humano, en tanto que, animal en el sentido más físico (ser vivo interdependiente en un territorio) como metafísico (en cuanto al ser que es específicamente humano en el mundo), tampoco puede ser ilegal. No se puede categorizar como legal o ilegal el vivir, o, en este caso, el sobrevivir en el mundo.

Las leyes, como hechos culturales, como el lenguaje, son contingentes. Es decir, pueden o no ser, y en el caso de ser, pueden serlo de múltiples maneras. Son concretos, y por ello están ligados a un una realidad histórica, geográfica y social determinadas. Por lo tanto, por muy naturalizados que estén, responden a una ideología determinada. Se constituyen como una manera de control social, y en ese sentido están directamente vinculadas a las relaciones de poder.

En ese sentido las leyes de extranjería se sustentan bajo un paradigma socio-político y económico concreto cuyo objetivo final es mantenerlo. Por ejemplo, en Europa se pudo construir el Estado social de Bienestar mediante una reconversión a un capitalismo soft, que desplazó el conflicto de clase a otros territorios, en donde se concentró un mayor nivel de explotación, tanto de los recursos como de los seres humanos. En este sentido, parte del entramado económico-legal sirve o ha servido para mantener esa situación.

Hacer un giro conceptual sobre las personas migrantes, para dejar de verlas exclusivamente como víctimas, para verlas como sujeto, nos permite analizar nuestra propia realidad de una forma bien distinta. Si cruzar la frontera es ganar una batalla, entonces puede que sea una ilegalidad, pero no en el marco del crimen, sino de la desobediencia civil.

La pobreza como tal no habría de ser un problema. Lo que sí lo es, es el empobrecimiento y la miseria extrema a la que es sometida la gente que ha sido despojada de su sistema tradicional de subsistencia, con la imposición de la economía de mercado. Por ello, los programas públicos, siendo sistémicos, siempre se enfocan hacia la pobreza, y no hacia la riqueza, que es, en última instancia, la verdadera causa del problema. De igual modo que las educadoras sociales deberían trabajar los programas de integración, no tanto con las personas migrantes, sino con las xenófobas; las trabajadoras sociales, deberían de hacerlo con las personas que tienen un acceso y control mayor (en algunos casos cuasi-absolutos) sobre los recursos, y en concreto sobre el recurso-dinero. Pero claro, se hace como se hace porque el objetivo último no es cambiar el status quo sino más bien lo contrario. El capitalismo convierte en mercancía lo que no es, ni debe serlo: la tierra y el trabajo. De tal manera, que hace un giro perverso, donde la economía deja de buscar la reproducción de la vida, de la vida de los seres humanos, pero también de la vida en sentido amplio, para reproducir el capital, sometiéndola para ello. La naturalización es de tal envergadura que no somos capaces de imaginarnos otras formas de vivir en el mundo.

Es por ello que las personas migrantes nos abruman. ¿Cómo no sentirnos confrontadas ante nuestra propia vida, y nuestro posicionamiento ante el mundo? Ellas se han negado a su devenir, no aceptan su situación de exclusión y son quienes realmente cuestionan el sistema. A la ciudadanía la contraría –consciente o inconscientemente- porque vienen a recordarnos quiénes somos: seres alienados en estado de pseudo-esclavitud (a través de hipotecas, créditos y el consumo en general) y pseudo-felicidad (en ese imaginario colectivo que nos hace creernos esa realidad televisiva de cuerpos imposibles y vidas superficiales, que enmascaran un modelo de relación subyacente a la ideología dominante). Porque nosotras también somos desposeídas, ya que no solo hemos sido despojadas de los medios de producción, sino también de los de reproducción, pese a que nuestro modo de vida low cost nos lo haya invisibilizado.

El poder establecido a través de las estructuras Estado-nación, pero también a través de los organismos multilaterales, hace todo lo posible por reprimir y controlar los flujos migratorios, que es la forma abstracta y confusa de denominar a las personas migrantes (el lenguaje también es una forma de control y de creación de pensamiento; es menos duro hablar de control de flujos que de control de personas). Para ello, se ampara en la legalidad, pese a que ésta sea criminal, e incluso es capaz de sobrepasarla con las prácticas habituales claramente ilegales e ilegítimas que se dan en las zonas fronterizas, en las calles de las ciudades, o en los CIE.

Además, el cierre férreo de las fronteras en última instancia no evita que las personas no migren, sino que tengan que recurrir o quedar atrapadas por las mafias y por la delincuencia internacional, en la que se incluye desde las redes de tratantes, hasta los gobiernos y las fuerzas de seguridad de los Estados.

Las mujeres, de nuevo, están sometidas a dobles y triples situaciones de desigualdad. La trata de mujeres con fines de explotación sexual, una de las mayores aberraciones de nuestro tiempo, e inversamente con menor visibilización, obliga a muchas de las migrantes a tener que vincular su proyecto migratorio en algún momento de su trayecto, ya sea voluntaria o forzosamente, a las redes de trata. Las leyes han establecido una estructura perfecta para el comercio de mujeres, y en vez de centrarse en los tratantes, y en las redes sobre las que se mantienen, busca soluciones en ellas, quienes en la mayoría de casos, no son capaces de conceptualizar su situación ni percibirse como víctimas, pese a los distintos niveles obscenamente brutales de violencia a las que son sometidas.

Nosotras no podemos basarnos exclusivamente en la legitimidad de la ley, ya que, como sabemos es contingente. Hoy, no tener permiso de trabajo y residencia es una falta administrativa, pero en cualquier momento, puede ser un hecho penal. De hecho, en breve podremos comprobar con la reforma del código penal, como se podrá o no criminalizar acciones que tengan que ver con la reivindicación de derechos sociales y la solidaridad.

No obstante, en la práctica, ya que nos vemos obligadas a operar en una realidad sociopolítica concreta, hemos aceptado “pulpo, como animal de compañía” (Democracia Liberal como sistema democrático) y debemos hacer uso de las herramientas de control y de presión por parte de la ciudadanía como método de resistencia e incidencia en lucha social, ya que si no caemos en el peligro de no usar correctamente las reglas de un juego que estamos obligadas a jugar, y que en última instancia, repercutirá en una mayor alienación. Aunque, en todo caso, tendremos que combinarlas con la imaginación y la creatividad para poder generar el cambio social. O al menos, reflexionar si es éste posible, y en qué términos.

Los CIE son campos de exclusión, tortura, deportación e incluso muerte de seres humanos que luchan y han luchado por mejorar sus vidas. Son personas que en muchos de los casos, la han arriesgado por un ideal mejor (sea cual fuere este), y de esta manera se han rebelado a su destino y a este sistema-mundo en el que vivimos todas. Luchar por su cierre, es reivindicar la Justicia y su dignidad como personas. Pero también la nuestra; también significa la lucha por una sociedad más justa donde la vida pueda ponerse en el centro, y donde podamos reivindicar lo político (en tanto aquello que es intrínsecamente humano) sobre lo económico. De esta manera, nosotras, también podemos ser sujeto, también podemos posicionarnos críticamente ante el mundo mediante una lucha concreta: el cierre de los campos de deportación, se llamen CIE o CECE; estén reglamentados o sean un limbo legal.

Además hay que realizar otro desdoblamiento, y es que a la figura del CIE legal, abstracto en su sentido formal, debemos analizar su realidad, es decir, su singularidad. Y es donde podemos constatar que el funcionamiento de cada CIE no responde a la particularidad, sino que hay demasiadas situaciones análogas que nos permiten atribuir las condiciones de vida a las que se someten a las presos y presos, a la causalidad, y en ningún caso a la casualidad. Con ello me refiero a las situaciones de arbitrariedad y vulnerabilidad que se dan por la idiosincrasia de un régimen de encierro con escaso o ningún control externo, junto a la realidad estructural de las infraestructuras, que tienen como finalidad dañar la integridad moral de las personas allí secuestradas (y de todos sus círculos de relación). Lo que tenemos claro es que no son accidentales, no son un agujero negro de las Democracias Liberales o de Estado social de Bienestar. Son parte de sus pilares y de su fundamento.

Tener espacios de encuentro, de formación, reflexión y acción nos permite situarnos mejor ante nuestra propia realidad y tejer nuevas perspectivas. En el camino de esta lucha más global (y a la que hay otras muchas formas de aproximarse, ya sea desde el trabajo en las fronteras, la denuncia contra las redadas racistas o la trata, la defensa del territorio cuerpo-tierra, el feminismo o cualquier posicionamiento anticapitalista), conocerse y convivir es tan importante porque en el camino contra la Injusticia en sentido abstracto, no podemos olvidarnos de cada paso en sentido concreto, que es ciertamente, lo que nos posibilita: aprender que mirar no significa ver, construyendo y deconstruyendo aprendizajes. Nos aporta la alegría de conocer, y conocerse; de cuidar, y cuidarse. Esto es, de situar la vida en el centro.

Ana I. Fornés Constán

@bichodelcesto

La vergüenza de Gaza

Israel olvida (y todos nosotros, cada dia) que es «potencia ocupante», y como tal tiene la obligación de garantizar la seguridad de la población civil, incluso frente a supuestos «terroristas». Y pongo entre comillas lo de terrorista porque es el estatuto que les da Israel a quienes lanzan cohetes, dado si se les da el estatuto de «combatientes» aumentarían considerablemente sus derechos, y las obligaciones de Israel como potencia ocupante.

Me resulta especialmente triste tener que decir todo esto de un pais y una cultura que admiro profundamente en muchísimos aspectos y de los que admiro a muchísimos de sus ciudadanos, modelos humanos excelentes como los que más, allí donde uno vaya.Pero Israel es rehén de sus propios integristas (como nosotros lo somos de los nuestros) y de su mano se ha convertido en un estado criminal, para vergüenza de sus gente de bien, y para vergüenza de nosotros que con toda negligencia y/o complicidad lo consentimos cada dia.Pero claro, si consentimos «todo» lo que está ocurriendo en casa… ¡qué nos puede importar lo que pase más allá, tan lejos!
Ayer Israel volvió a bombardear la franja de Gaza con el visto bueno de EEUU…
Lo importante es torpedear, como sea, la justa, necesaria e inevitable aspiración palestina a la creación de un Estado independiente, da igual los muertos y el sufrimiento que cueste… sobre todo si son palestinos.
Pero sobre todo, al igual que ya ocurrió en Siria, Libia, o Egipto, lo importante es radicalizar el conflicto hasta tal crueldad y absurdidad, a base de sufrimiento y crimen, que cualquier solución moderada y democrática sea inviable. Porque al fin y al cabo solo es posible llegar a acuerdos (es decir, chanchullos) entre integristas y pistoleros. La democracia y el Estado de Derecho son algo demasiado molesto, tanto allí como aquí.
Por eso, Gaza somos todos.

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El mundo es un pañuelo… pero no es nuestro.

Soy consciente de que lo que voy a decir es muy ácido, pero hay pruebas ya más que suficientes de que las «cosas» son como son y no de otra manera.

Nuestros gobiernos han permitido deliberadamente la lenta y frustrante sangría de los pueblos levantados contra sus dictadores en la llamada «primavera ärabe» para favorecer la victoria de los integristas religiosos. En esa sangría han perecido o han tenido que callar, esconderse o huir todos los que fuesen liberales, demócratas o moderados, quedando solos y campando a sus anchas los radicales del gobierno y de la oposición. La violencia y la impunidad han cerrado el círculo permitiendo que el miedo y la desconfianza alimentaran las posturas más extremas. En esas circunstancias, gane quien gane, como siempre han ganado los más fuertes, que suelen ser los más violentos. Aquí y en Haití, en ausencia de Estado de Derecho, no hay mayor razón que la que da una metralleta.

Ello genera tres grandes beneficios a nuestros ilústres próceres, y a los bancos y empresas que les tienen a sueldo:

– «Apoyar» las revueltas (con la boca chica) da brillo y esplendor democráticos de puertas para adentro y les permite presentarse ante sus electores como grandes defensores de los DDHH. Pero eso si, sin exagerar, que el «realismo político» siempre se esgrime e impone.

– Facilita la sustitución del dictadorzuelo de turno (que, no olvidemos, ha sido puesto en su sitio previamente por los gobiernos occidentales) por una nueva Casta, ahora integrista religiosa y conservadora, tradicionalista, con la que es igualmente fácil negociar sobre intereses empresariales comunes, ya que no pone en cuestión la estructura de propiedad ni las jerarquías. Ellos no quieren cambiar las estructuras sociales… No son revolucionarios, son solo meros golpistas: lo que quieren es cambiar los nombres de los que mandan (es decir, por ellos y sus amigos) bajo la justificación de algún baño o pátina sutil (muy sutil) de religiosidad y dudosa moralidad… No más. Son, digamos, «hombres de mundo» que entienden perfectamente que «la pela es la pela», y no vulgares perroflautas libertarios o aventureros asamblearios, tan difíciles de predecir y manejar. Más realismo político, y asi barrer para casa.

– El integrismo religioso, además, pese a ser un magnífico negocio para nosotros, permite ser utilizado en la propaganda interna como un fantasma o «tio del saco», para sembrar miedo y desconfianza y favorecer los acuerdos comerciales privilegiados con todos los violadores de DDHH del mundo, asi como los programas armamentísticos y la doctrina de la lucha contra el terrorismo global o internacional. No hay como tener un enemigo exterior visible, ruidoso y estúpido como para unir sentimientos internos. Y si no lo hay,  se le inventa o se le construye. ¡Qué gris y aburrido sería este mundo si después de la URSS y el «peligro comunista» no hubiésemos tenido a esos encantadores Islamistas iraníes, a Hussein o a Gadaffi que nos daban una razón para vivir!

Y mientras tanto, mientras los amos arreglan el estropicio que se ha formado en la trastienda árabe, nos entretienen aquí sembrándonos de miseria y frustración. Porque aqui, igual que alli (solo que alli -de momento- con bastante más obscenidad) la Casta y sus amos no conciben otra manera de enriquecerse que no sea a costa del sufrimiento y de la muerte de inocentes. Peor aun: ni si quiera les importa. Aquí, allí,  igual que más allá: porque donde no hay «primavera» simplemente hay democracias de opereta o dictadorzuelos más o menos laicos que bajo los dictados del amo, representado en el FMI y el Banco Mundial, medran obedientes a la sombra del hambre.

Porque el mundo es un pañuelo, todo él. Y de todo él, incluido nosotros, ellos son sus amos.

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Siria: la población civil es la principal víctima de los ataques indiscriminados

http://www.youtube.com/watch?v=EU0zspV7qB4

 

De Haití y del cólera. Qué se puede aprender de una cepa nepalí que mata en las antípodas.

(Jorge Negro Asensio. Diciembre 2010).

RESUMEN

Cruz Roja no suele trabajar en cuestiones de infraestructuras porque entiende que esto compete a los poderes públicos. Pero cuando éstos no hacen su parte (como aparentemente ha pasado en Haití) las calles y los campos de desplazados se convierten en chabolismos, los vectores campan a sus anchas, la contaminación medioambiental y de las fuentes hídricas se multiplica y el costo de la operación de emergencia se dispara. Como consecuencia, los males se cronifican, volviéndose la población dependiente de la ayuda humanitaria y dificultando la retirada del terreno.

Trabajar la Prevención como elemento vertebrador de la acción, no solo del desarrollo, sino también de la emergencia podría dar objetividad a la estrategia de salida, y permitiría ordenar las acciones dentro de un plan global que aúne recuperación temprana, reconstrucción, preparación para desastres y desarrollo. Ese trabajo puede hacerse a cualquier escala, desde la pequeña comunidad de vecinos hasta el país en su conjunto.

Cruz Roja puede liderar un proceso negociador con las autoridades, comunidad y donantes para promover planes de acción en infraestructura que faciliten una estrategia de salida a la ayuda de emergencia, reforzando las capacidades locales y haciendo más eficiente la ayuda.

Pero, además, la ayuda de emergencia misma puede enfocarse con visión de Prevención. El trabajo con las víctimas puede hacerse de manera que deje bienes duraderos (materiales y organizativos) tras la retirada. Dentro de las infinitas posibilidades, pueden valer los siguientes ejemplos:

• Al desplegar una ERU de salud muy probablemente el centro de salud local no existe o está destruido. En los meses que dura la intervención se puede construir uno nuevo, de manera que al retirarnos el material queda colocado en las mejores y más eficientes condiciones de uso, reforzando las capacidades locales.

• Al desplegar una ERU de agua, muy problablemente los pozos o la depuradora local están destruidos. Durante la intervención pueden repararse las instalaciones antiguas, o poner en marcha sistemas nuevos, que permitan retirar la ayuda sin mermar la calidad de vida del beneficiario. Es más, a veces el trabajo podría hacerse en instalaciones previas, reparándolas y volviéndolas operativas. La distribución de agua (sobre todo en nucleos urbanos) podría canalizarse para reducir su coste y mantenimiento, pero también para dar durabilidad e impacto a la acción, dejando operativa una infraestructura de calidad a nuestra retirada.

• Al desplegar una ERU de saneamiento, porque no hay o han sido destruidas las instalaciones previas, junto con el trabajo de letrinas puede canalizarse el agua de lluvia (drenaje superficial) asi como las aguas negras y grises para alejar los vectores de la población. Disponiendo de canalización puede plantearse una depuración o tratamiento de aguas residuales que impidan la contaminación del entorno y los acuíferos, evitando asi depurar el agua que nosotros mismos u otros actores contaminan. Esto, junto a un plan de recogida y tratamiento de residuos, son acciones que darían durabilidad y mejorarían el impacto a la vez que reducirían el coste, puesto que el coste inicial se vería compensado con creces por el ahorro en mantenimiento.

Trabajar en infraestructuras con criterios de prevención, buscando impacto y sostenibilidad, abarata y hace más eficiente la acción, mejorando y anticipando la estrategia de salida.

En general, durante la ayuda de emergencia debería promoverse el trabajo en protecciones colectivas. Por ejemplo:

• Promoviendo la creación de relaciones sociales que permitieran la construcción, atención y mantenimiento de las instalaciones comunes, con sentido cumunitario, bajo bajo fórmulas diversas, desde el trabajo familiar hasta el food for work, o promoviendo talleres de formación profesional y artesanado para que los beneficiarios puedan dotarse de los conocimientos básicos en construcción, carpintería, fontanería, electricidad…

• Canalizando todo lo que sea canalizable, haciendo que enterrar, empotrar, ocultar sea una norma y no la excepción. Las instalaciones ocultas y planificadas dan mayor durabilidad a los trabajos realizados y son enormemente más baratas al ahorrar averías y mantenimiento; además obligan a una previsión a largo plazo de las necesidades presentes y futuras, y por tanto a reflexionar cuidadosamente, a hacer un estudio del terreno, a estudiar sus condiciones y acordar con el beneficiario y las autoridades el emplazamiento más adecuado, su ejecución y mantenimiento. En esto no se puede improvisar ni se debe. Toda actividad estructural debe formar parte de un plan social y urbano, pactado, acordado, querido y realizado por profesionales. Tuberías de agua potable, saneamiento, drenajes, instalaciones eléctricas y/o telecomunicaciones… deben ser ejecutadas y enterradas en condiciones mínimas de buena construcción. Obviamente, en las primeras semanas eso no será posible…. pero una mínima previsión de las necesidades permitiría un envío masivo y barato de materiales desde cualquier proveedor o puerto cercano. La canalización ordenada podría crear infraestructuras que permitirían rápidamente acometer tareas mayores, como el tratamiento de aguas residuales y la gestión de basuras, de gran impacto, vertebrando a la comunidad alrededor de un proyecto común, de un sentido de “nosotros”.

• Creando o reparando o mejorando los sistemas de potabilización y distribución de agua, los sistemas de saneamiento, de drenaje de agua lluvia y aguas grises, y depuración de aguas residuales.

• Ayudando a la racionalización de los recursos hídricos aprovechando aguas para regadío;

• Creando sistemas de recogida y tratamiento de residuos • Promoviendo la reforestación, la cooperativa alimentaria, etc, etc.

Esto, logicamente escapa a la capacidad de los equipos de emergencia, los cuales están desbordados con los trabajos cotidianos. Por ello es necesaria la creación de una figura nueva, técnica, por encima del Team Leader y junto al Jefe de Misión (pero ajeno a la emergencia) dedicada exclusivamente dar unidad a la acción desde criterios de prevención, impacto y sostenibilidad:

• Evaluando y ayudando a redirigir las acciones en marcha (o previstas) y sus estrategias de salida en función del criterio Prevención.

• Asesorando a los Tem Leader tanto en la optimización de recursos como en aspectos técnicos.

• Asesorando al Jefe de Misión sobre las necesidades detectadas y cuya solución tendría mayor impacto, o podrían mejorar sensiblemente el impacto de las acciones en marcha.

• Ayudando al Jefe de Misión en el proceso negociador entre múltiples actores.

Esta figura, gozando de cierta autonomía y exenta de la presión de la emergencia, solo concentrada en el impacto, la recuperación temprana, la prevención y la sostenibilidad, sería el puntal sobre el que pivotaría la estrategia de salida, y por tanto el éxito de la misión en su conjunto.

 

El continuum humanitario.

La antigua dicotomía emergencia-desarrollo (casi antinómica), dio paso al continuum humanitario, llegándose en su evolución actualmente al concepto de contiguum1 que nos obliga a considerar todas nuestras acciones, incluso las de emergencia más extremas, desde el punto de vista de su coherencia con el desarrollo y la sostenibilidad.

Cuando comenzó la antepenúltima crisis de Haití, a raíz del terremoto, todo el planeta centro su mirada en la isla. Se transformó en un fenómeno mediático donde confluyeron todas las agencias y organizaciones humanitarias y la mayoría de los países del mundo. Unas recaudaron enormes cantidades de dinero y los otros, en mayor o menor medida, comprometieron grandes sumas para la recuperación de Haiti. Al descontrol inicial y a la intervención norteamericana, continuó y siguió un inmenso y silencioso trabajo de miles de personas adscritas a cientos de organizaciones que con toda seguridad contribuyeron eficazmente a reducir el sufrimiento de las personas, víctimas directas o indirectas de la catástrofe. Desconozco en “qué” quedó tánto dinero comprometido, y en qué medida pudo gastarse eficientemente el dinero recaudado… Supongo que ni uno sería al fin y al cabo “tanto”, ni el otro pudo gastarse con la eficiencia y velocidad deseables, habida cuenta de las dificultades y de los criterios obvios e imprescindibles de transparencia e impacto que delimitan nuestras acciones y las de las mayoría de las grandes ONGs e instituciones serias.

Pero, con el paso de las semanas, lo que en un primer momento prometía ser la gran oportunidad para los supervivientes pareció transformarse, lenta e inexorablemente, en una oportunidad perdida más: la oportunidad de permitir a la población ponerse en la senda del desarrollo humano sostenible. A la magnitud de la catástrofe, sumada a la magnitud de las deficiencias estructurales previas, pareció sumarse una incapacidad o inhabilidad políticas que abarcaron desde Naciones Unidas, pasando por los gobiernos donantes, hasta las fuerzas y colectivos locales y organizaciones ciudadanas. Y, como suele pasar cuando llueve sobre mojado, mientras se discutía sobre la legalidad de la ocupación territorial, las distribuciones o los planes de reconstrucción, llegaron las lluvias y el cólera. Las dos cosas que eran más previsibles… y cuyas consecuencias nadie supo, pudo o quiso evitar.

Es claro que ni el gobierno fue capaz (o no quiso, o no pudo) asumir el liderazgo. Y es claro también, que los países donantes y la ONU tampoco lo hicieron. Y si lo hubo, ese liderazgo fue tan débil que no fue capaz de gestionar las ayudas recibidas, ni de gestionar la organización y cohesión social de modo que las actividades generasen sinergias que permitiesen a la población salir reforzada de la crisis aprovechando exhaustiva y eficientemente las ayudas recibidas, y/o reclamar con autoridad las prometidas. Todo parece indicar que se tiende a una cronificación de los males, quedando la población inerme ante los desequilibrios futuros y dependiente de la ayuda internacional. Francamente, tiene mal pronóstico.

 

Qué está en el mandato y qué no.

En mayo de 2010 visitó España una delegación de la Cruz Roja Haitiana. En la charla de presentación se habló de purificación y suministro de agua con camiones cisterna, de fabricación y montaje de letrinas, de retirada de excretas con camión cisterna (chupona), de suministro de material de refugio para las familias desplazadas, y muchos otros asuntos de indudable importancia. Sin embargo, llamó la atención un silencio… ¡de las infraestructuras nadie hablaba!. ¿Se estaba trabajando en infraestructuras? ¿Había alguna organización o autoridad trabajando en el planeamiento urbano y en la reconstrucción o construcción de las infraestructuras básicas inexistentes o perdidas? ¿Había alguien trabajando en conducciones de saneamiento, en depuración de aguas residuales, depuración y canalización de agua potable, canalización y suministro de energía eléctrica, ordenación de vertederos y recogida de basuras, dentro de un modelo urbanístico sostenible, y por tanto realista y de largo alcance?, ¿se estaba trabajando en los problemas jurídicos que plantearían las expropiaciones (como restricción del derecho individual a la propiedad en virtud del interés social) y que habría que llevar a cabo para planear y ejecutar la reconstrucción y la reacomodación de la población desplazada, asi como las políticas de desarrollo humano sostenibles referidas a la soberanía alimentaria, reforestación, o creación de empleo de autosubsistencia de caracter cooperativo?, ¿Se estaba aprovechando la fuerza de trabajo disponible para tareas colectivas de infraestructura y cohesión social, mediante procedimientos de cash for work o food for work?. Esto es, a la vez que se atendía la emergencia (ineludible y urgente), ¿se estaba pensando en ordenar los trabajos y los esfuerzos colectivos de manera que tuvieran un resultado acumulativo a largo plazo, que permiese a la población y su gobierno salir de su dependencia en el menor plazo de tiempo posible?. En suma ¿se estaban ejecutando las tareas de emergencia con visión de sostenibilidad y desarrollo, combinando los esfuerzos públicos y colectivos en tareas de ordenación e infraestructuras?

La señora presidenta, muy correctamente, contestó con claridad: “La Cruz Roja es auxiliar de los poderes públicos, y esa tarea de infraestructura y planeamiento compete a la autoridad, no a nosotros”. Compete a la autoridad, de acuerdo, pero ¿hay alguien haciendo esos trabajos? Porque si no se hacen, los asentamientos se transformarán rápidamente en chabolismos inhabitables, focos de todo tipo de vectores y enfermedades producto del hacinamiento. Lo que diferencia una barriada de chabolas de una ciudad no es la renta per capita sino la organización social, el trabajo y las infraestructura colectivas que le dotan de identidad común… y eso, alguien tiene que hacerlo si no se quiere que los esfuerzos caigan en saco roto prolongando y cronificando los males producidos por el desastre… La respuesta fue terminante: “Nadie lo está haciendo”. “Sabemos que se están reuniendo y debatiendo, pero de momento no están trabajando en ese área”. Lamentablemente pasaron los meses, esas tareas de organización colectiva no se llevaron a cabo, y se llegó a la época de lluvias, sin poderse salir de la fase de emergencia porque las necesidades de la población vulnerable siguieron siendo acuciantes, masivas y dependientes de la ayuda exterior.

El reciente brote de cólera ha puesto al descubierto la falta de previsión y falta de acción en infraestructuras. Que una institución “humanitaria” sea responsable de un vertido incontrolado de aguas fecales2, origen de la epidemia que a la fecha se ha cobrado más de 1.500 muertos, es un insulto a la inteligencia y un ataque frontal a toda la acción humanitaria llevada a cabo hasta la fecha. Ese vertido se ha llevado por delante más vidas de las que salvó el despliegue del buque hospital Castilla enviado por el ejército español con un coste de 20 millones de euros. ¿Cuánto cuesta el despliegue de una unidad militar? Resulta inconcebible que no tengan preparado un tratamiento de aguas residuales, o que no contemplen en su plan de trabajo un proyecto de desarrollo que gestiones sus aguas residuales y basura. No se puede ir a “ayudar” para generar más problemas. Es una indecencia. El costo de tratar adecuadamente los vertidos es ridículamente pequeño en comparación con el coste del despliegue en el terreno. Y si eso ha ocurrido presuntamente en un campamento de tropas de Naciones Unidas… ¿cuál será el control de residuos y aguas negras y grises que hay en las ciudades o, peor aun, en los campamentos de desplazados? Ninguno, claro está, y eso es una bomba de relojería que más pronto que tarde siempre explota. Porque es un aberración depurar agua cuando se vierten incontroladamente residuos rio arriba, o cuando se filtran aguas residuales al subsuelo. Cuando la operación humanitaria acabe (o se de por terminada) la población quedará sin agua potable (igual que antes) y con sus fuentes contaminadas… o con el lastre de un coste perpetuo de purificación (otra barbaridad). No es mas limpio el que más limpia sino el que menos ensucia, y el conjunto de la acción humanitaria, todo su sentido, se pone en cuestión si paralelamente a las tareas de emergencia, y vertebrándolas, no se atienden las cuestiones estructurales imprescindibles para solucionar a largo plazo los problemas de un modo racional y sostenible. Este trabajo, además, es barato y tiene mucho mayor impacto que cualquier otra tarea, pues soluciona la causa de los problemas, su raíz y no sus consecuencias. Como en todo, hay que saber distinguir lo importante de lo urgente.

 

La estrategia de salida, como elemento vertebrador de la accion humanitaria.

Toda acción en emergencia debe tener visión de desarrollo. Pero el emergencista es víctima de la acumulación desbordante de problemas importantes y urgentes, como es la vida y la salud de miles de damnificados a su alrededor. El emergencista no tiene tiempo ni posibilidad humana de poner la visión más allá del presente, simplemente porque los árboles de la emergencia no le dejan ver el bosque del desarrollo sostenible. No puede ser de otra manera, y no tiene por qué ser de otra manera. Está, simple y llanamente, actuando bien. Pero ello es claramente insuf iciente. Las actividades de refuerzo institucional, desarrollo y prevención para desastres abarcan ámbitos para los que no tiene competencia política ni profesional. Son verdaderamente transversales y multidisciplinares. Entonces, ¿cómo compatibilizar, entonces, la acción inmediata (de emergencia) con la visión a largo plazo?

Toda actuación debe partir de una identificación, contar con un plan de acción y tener una estrategia de salida. El concepto “estrategia de salida” es vital como elemento ordenador de todas las actividades. Sin estrategia de salida no hay plan de acción ni hay nada, y ello está en íntima consonancia con el concepto de “recuperación temprana”. La estrategia de salida y la recuperación temprana, tenidos como objetivo último metodológico, operativo, permiten ordenar las actividades, transversalmente, dotándoles de un hilo conductor y coherencia que garanticen el éxito de los trabajos y, por tanto, el éxito de la operación que es la consecución del cumplimiento del objetivo último ético: ayudar a la víctima a dotarse de los recursos que le permitan ser independiente y ayudarse, por si mismo, a si mismo y a sus semejantes.

Pero la identificación y formulación, sobre todo en un plano macro, debe ser cronológica y lógicamente anterior (o simultánea, en el peor de los casos) a la emergencia, porque de lo contrario perdemos objetividad, visión global y referencias para la línea de base necesaria para evaluar correctamente nuestros objetivos y los resultados obtenidos. Esta “identificación” no es sino el “negativo” de la “prevención”, y por tanto la más pura expresión de las “ausencias” de los medios, recursos, organización e infraestructuras que serian necesarias (o hubieran sido necesarias) para evitar el desastre ante la ocurrencia de la amenaza, reduciendo la vulnerabilidad, o minimizando los efectos del desastre, facilitando la recuperación temprana.

En Seguridad, suelen dividirse las protecciones en colectivas e individuales. Sabemos que hay que dotar a la persona de las protecciones individuales adecuadas, como equipamiento y formación… Pero sabemos mucho mejor que, cuando la persona tiene que recurrir finalmente a las protecciones individuales ello ocurre porque las protecciones colectivas no están o han fallado. No hay “accidentes”. No existen. Lo que llamamos “accidente” es el resultado de una coincidencia temporal, altamente improbable, de errores, deficiencias, vulnerabilidades y peligros. Altamente improbable no quiere decir imprevisibles. Por ello, los esfuerzos en Seguridad van siempre dirigidos prioritariamente a la previsión de la amenaza y al desarrollo y mejora de las protecciones colectivas, a fin de evitar que se produzca el accidente, esto es a fin de evitar las situaciones en las cuales sean necesarias las protecciones individuales.

En Cooperación esta idea es plenamente extrapolable. La emergencia se produce porque las protecciones colectivas han fracasado, la capacidad de respuesta no es adecuada y las protecciones individuales no son suficientes.

El refuerzo institucional mejora la capacidad de respuesta de nuestras contrapartes, pero no es prevención. Es preparación para desastres. La Ayuda Humanitaria mejora las protecciones individuales cuando todo ha fracasado… pero tampoco es prevención. Es atender la falta de capacidad de respuesta local. Trabajar en Prevención es trabajar en protecciones colectivas, en infraestructuras, en organización social, en formación para eliminar o minorar el peligro o las consecuencias de la exposición al mismo (si es inevitable) o minimizar sus consecuencias. Es trabajar en reducir la vulnerabilidad.

 

La necesaria implicación de los actores locales.

Ahora bien, este trabajo en prevención no puede realizarse sin la implicación de la contraparte, la comunidad y las autoridades locales. Es más, ninguna acción que pretenda ser sostenible puede hacerse sin su implicación y participación activa. No puede ayudarse a quien no quiere ser ayudado3.

El principal mandato de todo gobierno, de donde deriva su legitimidad, es su capacidad para velar por el bienestar y seguridad de sus ciudadanos, de todos los habitantes sujetos a su autoridad. Es una obviedad que en muchos casos (demasiados, es verdad) esto no ocurre: el Estado abandona su responsabilidad, hace dejación de funciones de su deber de protección y vigilancia, abandonando a parte de la población, o a toda, a su suerte, dejándola inerme ante los peligros o los desastres. Generalmente (quisiera creer) esta dejación de funciones proviene de una incapacidad técnica, económica y/o política para realizar y sostener acciones colectivas a largo plazo. En otros casos, cuando esto es resultado de una voluntad torcida, normalmente proviene de la ignorancia de las funestas consecuencias que acarrea esa dejación o maleficencia, pues no son capaces de ver el inmenso peligro que late tras la miseria, la brecha social y la exclusión. Tanto en un caso como en otro son incapaces de inventar, crear, imaginar, espacios de valor, compartidos, para beneficio de todos, donde todos ganen.

Pero crear un espacio de valor implica un trabajo, una “negociación” entre “iguales”. Supone un interés mutuo y genuino por llegar a un acuerdo, la convicción profunda de que retirarse de la mesa lleva a todos al peor de los escenarios posibles. Hace falta habilidad negociadora, pero también hacen falta conocimientos de los hechos, de la realidad, y conocimientos técnicos que permitan avanzar con firmeza, sin pasos en falso. Hay que crear espacios de valor en temas de prevención y sostenibilidad, promoviendo un esfuerzo colectivo que dote a la organización social de infraestructuras y hábitos que reduzcan su vulnerabilidad. Y esto no puede esperar a la fase de desarrollo. No hay tiempo. Debe estar presente o iniciarse con la emergencia.

 

Cruz Roja, como institucion de referencia.

Cruz Roja tiene capacidad más que probada para promover y liderar ese proceso negociador. Tiene el prestigio y la autoridad que dan su vasta organización y la solidez de sus principios humanitarios. Tiene capacidad técnica para alumbrar, orientar y promover proyectos realistas. Tiene capacidad para buscar financiación internacional y garantizar la supervisión del gasto, y tiene los recursos humanos adecuados para llevar a buen término esos procesos de negociación por complejos que sean. Cruz Roja puede y tiene que promover y liderar esos procesos negociadores entre la contraparte local, los grupos vulnerables, autoridades locales y países donantes.

El trabajo de prevención puede darse en diferentes momentos, pero siempre tiene que ser el hilo conductor, la referencia. En fase de desarrollo, la prevención debe incrustarse en un plan estratégico (a 10 o 20 años) desglosado, o del que surjan proyectos sostenibles, sus fuentes de financiación y planes de ejecución. Pero en fase de emergencia, la prevención tiene que actuar como brújula, estrella polar que ordena y prioriza las actividades, en especial las colaterales a la emergencia pura y dura, permitiendo racionalizar la estrategia de salida, atacando las causas y generando sinergias que permitan a la sociedad salir de la crisis, reforzada y preparada para futuros peligros (generalmente recurrentes). Se trata de dar comida, refugio, mejorar la salud, reforzar las capacidades… atender la necesidad del vulnerable, pero no solo eso: se trata de crear las condiciones en las cuales desaparezca o se minimice esa vulnerabilidad, y prevenir la aparición de otras nuevas.

 

Algunos ejemplos.

En fase de emergencia los equipos ERU, asi como los equipos de desarrollo presentes en el terreno, están desbordados por la emergencia. No se les puede pedir que tengan visión de conjunto y a largo plazo. Esta habilidad, aportación de la experiencia y oficio del Team Leader, queda irremisiblemente opacada por la urgencia diaria, que desplaza el centro de gravedad de la acción (desde la estrategia de salida y el criterio de sostenibilidad) hacia la solución inmediata de los inmensos problemas cotidianos.

Podría ser conveniente crear una figura nueva, por encima del Team Leader y junto al Jefe de Misión pero ajeno a la emergencia, cuya función fuera:

1. Supervisar las estrategias y proyectos en marcha, las estrategias de salida, y detectar las relaciones formales e informales entre los diferentes actores en terreno, que faciliten o dificulten el desempeño de las unidades desplegadas.

2. Negociar directamente (o ayudar al Jefe de Misión a negociar) las mejores estrategias, con el donante, con las autoridades locales, con los líderes locales y la sociedad nacional.

3. Generar ideas y anteproyectos de desarrollo y prevención vinculados a la emergencia.

4. Asesorar y ayudar a redirigir las actividades de desarrollo buscando la coherencia y la sostenibilidad de las acciones con visión de conjunto.

5. Dar o requerir asesoramiento jurídico en la gestión de expropiaciones, y detectar o prevenir las concentraciones de propiedad habituales en las emergencias.

6. Asesorar al Jefe de Misión (a petición o de oficio) sobre las necesidades detectadas, cuya solución tendría un mayor impacto o podría mejorar sensiblemente el impacto de las acciones en marcha.

7. Asesorar al Team Leader (a petición o de oficio) sobre cómo optimizar los recursos y las actividades, incluso en los aspectos técnicos concretos si fuera necesario.

Según las dimensiones de la misión, esta figura debería estar compuesta por una o varias personas, cubriendo distintos aspectos especialidades y/o áreas geográficas, según las características de las necesidades detectadas. Debería reportar a Madrid, y probablemente también a la Federación, pues los problemas detectados normalmente serán comunes a muchos otros equipos de trabajo, y resultará beneficioso compartir visión y experiencia.

Esta figura debe gozar de cierta autonomía para garantizar su independencia y su visión ajena al drama cotidiano, solo concentrada en el impacto, recuperación temprana, prevención y sostenibilidad.

Pero independientemente de ello hay que incoporar a los trabajos unos criterios básicos que, a la luz de la experiencia acumulada, resultan ineludibles:

1. Hay que canalizar todo lo que sea canalizable.Enterrar, empotrar, ocultar tiene que ser la norma y no la excepción. Ello da mayor durabilidad a los trabajos realizados, son más baratos (pues se ahorran averías y repetir cientos de veces la misma tarea) y obliga a una previsión a largo plazo de las necesidades presentes y futuras. Obliga a reflexionar cuidadosamente, a hacer un estudio somero del terreno, estudiar sus condiciones y acordar con el beneficiario y las autoridades el emplazamiento más adecuado, su ejecución y su mantenimiento. No se puede improvisar. No se debe improvisar. Toda actividad debe formar parte de un plan social y urbano, pactado, acordado, querido, y realizado por profesionales, fruto de la experiencia. Tuberías de agua potable, saneamiento, drenajes, instalaciones eléctricas y/o telecomunicaciones… todo debe ser enterrado en las condiciones mínimas que marcan las normas de buena construcción. Obviamente, en las primeras semanas eso no será posible… pero seguir trabajando en la provisionalidad dos meses después solo demuestra falta de visión de conjunto, imprevisión y falta de estrategia de salida. Seguir haciéndolo un año después no tiene perdón. Una previsión de necesidades permite un envío masivo de materiales desde cualquier proveedor o puerto cercano, rápidamente y a un precio económico. Los trabajos comunitarios se pueden hacer bajo fórmulas diversas, desde el trabajo familiar hasta el food for work. Lo que no se puede hacer es ignorar el problema. El problema existe aunque no lo veamos. Y esa canalización ordenada creará unas infraestructuras que permitirán rápidamente acometer tareas mayores, como el tratamiento de aguas residuales y la gestión de basuras, de gran impacto. Y vertebrará la comunidad alrededor de un proyecto común, de un “nosotros”.

2. Crear o reparar o mejorar los sistemas de potabilización y distribución de agua.

3. Crear o reparar o mejorar los sistemas de saneamiento, drenaje de lluvia y aguas grises, y depuración de aguas residuales.

4. Racionalización de los recursos hídricos, con aprovechamiento de aguas para regadío.

5. Creación o mejora de los sistemas de recogida y tratamiento de residuos sólidos.

6. Crear o reparar las vías de acceso y urbanas.

7. Crear o reparar las fuentes de energía tradicional, impulsando alternativas y sostenibles.

8. Promover la ordenación de los espacios públicos.

9. Ayudar al catastro y parcelación.

10.Promover planes de reforestación.

11. Ordenar y racionalizar los campos de desplazados dotándoles de infraestructuras y servicios mínimos.

12.Promover la actividad cooperativa en tierras públicas con vistas a la soberanía alimentaria y la sostenibilidad.

13.Promover talleres de formación profesional y artesanado para dotarse de los conocimientos básicos en construcción, carpintería, fontanería, electricidad…

14.Promover la creación de relaciones sociales que permitan la construcción, atención y mantenimiento de las instalaciones comunes, con sentido cumunitario.

Y todo ello (en mayor o menor medida, de acuerdo a las circunstancias razonadas de cada caso) debe hacerse desde el minuto cero de la emergencia. No puede esperarse a la fase de desarrollo (pero también hay que hacerlo en desarrollo). Porque la estrategia de salida depende de la sostenibilidad de las actividades, y esto depende de la racionalidad con que se ejecuten y de la fortaleza en que se traduzcan. Esta fortaleza a largo plazo, barata, se llama “infraestructuras”, “sensibilización” y “capacitación”. Ello redundará en una mejora notable de la eficiencia de nuestras acciones y en un aprovechamiento exhaustivo de los recursos invertidos. Este ahorro, producto de la eficiencia, permitirá invertir los excedentes en nuevas y más ambiciosas actividades de desarrollo que potencien las capacidades local reduciendo la vulnerabilidad.

No hace falta cambiar el mundo para hacer todo o una parte de esto. Cualquiera de las actividades que se haga, con modestia, por pequeño que sea el grupo con que se trabaje, redundará en beneficios indudables. Y los beneficios serán contagiosos. Será muy fácil, poco a poco y con humildad, aprender de las sucesivas experiencias. Solo hace falta tener el objetivo claro, empezar, medir el impacto, corregir y volver a empezar. No más. Para hacer las cosas solo hace falta hacerlas.

 



Notas: 

 

1 PEREZ DE ARMIÑO, K. HEGOA Artículo “Vinculación emergencia-desarrollo” Disponible internet en http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/226). “La construcción de infraestructuras de emergencia (hospitales, suministros de agua, etc.) debe realizarse de tal forma y en tales lugares que puedan ser utilizadas después de la crisis. A esto puede contribuir el que los recursos de la ayuda de emergencia se utilicen para reforzar programas ya existentes. Otra fórmula consiste en no repartir la ayuda (como la alimentaria) de forma gratuita, sino en forma de salarios en el marco de programas de empleo de mano de obra intensiva, que generan ingresos e infraestructuras, al tiempo que reducen el riesgo de una mentalidad de dependencia hacia la ayuda (ver [comida o dinero por trabajo, proyectos/programas de]).”

2 BBC News 30-11-10.

3 Esto es algo que no “puede” decirse pero “debe” decirse: en un mundo en el que las necesidades humanas (y humanitarias) son infinitas, inabarcables; donde los obstáculos físicos, económicos y políticos son prácticamente insuperables, y donde los recursos de que disponemos son penósamente limitados, carece de todo fundamento y es profundamente inmoral disipar los esfuerzos y recursos en lugares donde no se logrará ninguno o casi ningún impacto, dejando en cambio desatendidos otros sitios y poblaciones donde la simple actitud de las autoridades y/o del beneficiario, generarían expectativas razonables de éxito a largo plazo. Pero como esto no puede hacerse, porque toda víctima, cada una de ellas, es por definición el 100% del objetivo humanitario, nos vemos obligados a la acción política allí donde la política no acomete su función primordial: el deber de proteger en general y en especial el de velar por los intereses de los más desfavorecidos. Asi , nuestro imperativo de eficiencia nos fuerza a involucrarnos en la acción política alli donde los actores hacen omisión o dejación de sus deberes.
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